Si bien Díaz ha resuelto la principal incógnita respecto a su futuro, todavía quedan muchas dudas por resolver, especialmente la que tiene que ver con el encaje de los morados en su nuevo proyecto.
Yolanda Díaz ha sido proclamada líder de Sumar por aclamación, en un acto que reunió a 3.000 personas y representantes políticos de una quincena de partidos. Durante su discurso, la vicepresidenta segunda del Gobierno español ha verbalizado su intención de ser la primera presidenta de España, algo que no sorprendió a nadie, ya que era un secreto a voces en la política española. Díaz lanzó su candidatura en un momento clave, a dos meses de las elecciones autonómicas y municipales.
El acto contó con la presencia de figuras de referencia entre la izquierda como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o el regidor de València, Joan Ribó. Sin embargo, la ausencia de la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la de la ministra de Igualdad y número dos de la formación morada, Irene Montero, ha sido destacada. Aunque la coordinadora del partido en Andalucía, Martina Velarde, ha roto el silencio de Podemos criticando el pacto que se fraguó en Andalucía.
Díaz ha lanzado un proyecto para Sumar, que será una propuesta de izquierda transformadora para mejorar la vida de las personas y con el valor de la diversidad territorial. Según voces cercanas a la vicepresidenta, ella no hará campaña en aquellos territorios en los que se presenten varias candidaturas de izquierdas, pero sí en el resto.
Paraguas
Además, las mismas fuentes han precisado que la titular de Trabajo no va a obligar a nadie a dejar su organización para concurrir con Sumar. En ese sentido, Sumar será un «paraguas» en el que tengan cabida las diversas formaciones, con Yolanda Díaz como su candidata, pero que dentro de ese mismo espacio electoral cada partido pueda mantener su autonomía.
El acto de proclamación de Díaz ha sido el del reencuentro de rostros ya apartados de la primera línea de la política, pero que han decidido acompañarla. La ausencia de Podemos también se ha hecho constar entre los corrillos posteriores, con opiniones de todo tipo: desde quien apunta que la organización dirigida por Belarra ya «está muerta», a los que trazan paralelismos con las resistencias de Izquierda Unida a Podemos en 2015 o los que opinan que cualquier acuerdo futuro debe pasar sí o sí por la unidad.
Si bien Díaz ha resuelto la principal incógnita respecto a su futuro, todavía quedan muchas dudas por resolver, especialmente la que tiene que ver con el encaje de los morados en su nuevo proyecto. El sistema de representación parlamentaria en España obliga a tejer una red de candidaturas provinciales e implica una organización territorial que involucra, directamente, a los partidos.
Hasta la fecha, la gallega ha rehuido el debate sobre cómo se concreta el papel de estas formaciones alegando que la ciudadanía no está interesada en las «fórmulas jurídicas» ni los procesos internos de las organizaciones, pero una vez ha confirmado su intención de concurrir a las generales,
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