Están generado una atmósfera de tensión y miedo ante la «posibilidad» de un conflicto bélico, instando a un incremento significativo en el gasto militar. Este llamado es apoyado por figuras como la presidenta de la Comisión Europea, el presidente francés Emmanuel Macron y Nadia Calviño, a pesar de que la Unión Europea ya ha estado aumentando su presupuesto militar año tras año, alcanzando cifras millonarias. Mientras tanto, Rusia, tras dos años de conflicto, ha visto mermada su capacidad militar, lo que pone en duda la necesidad de una escalada armamentística europea.
Este escenario indica que detrás de la insistencia en aumentar el gasto militar no solo se encuentran preocupaciones de seguridad, sino también intereses económicos y políticos, especialmente de Estados Unidos, cuyas industrias armamentísticas y otros sectores se benefician directamente de la perpetuación de conflictos. La guerra es un fracaso político y existen alternativas basadas en la seguridad común, la confianza mutua y la cooperación internacional para construir la paz y evitar conflictos.
El enfoque en el militarismo desvía la atención y recursos de problemas cruciales como la desigualdad social, el cambio climático, la sanidad o la educación. Abogamos por una Europa que priorice el diálogo y la convivencia pacífica en lugar de caer en la retórica de la guerra y el armamentismo, impulsada por intereses económicos y de poder de unos pocos.
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