22 Dic 2024
DESTACADA, Sanidad

Muere de covid el líder negacionista que se quiso curarse con lavativas de lejía 

El austríaco, de 65 años, ingresó el pasado mes de noviembre en un hospital de Viena con dificultades respiratorias causadas por el virus pero se negó a recibir el tratamiento antiviral

Johann Biacsics, uno de los líderes del movimiento antivacunas en Austria, ha fallecido a los 65 años al contraer la covid-19 y negarse a recibir tratamiento. El negacionista quiso utilizar lavativas de dióxido de cloro o lejía para curarse y el precio que pagó por su falta de coherencia argumental ha sido el más alto posible.

Biacsics fue hospitalizado a primeros de noviembre en una clínica de Viena tras sufrir una crisis respiratoria y dar positivo en la prueba de coronavirus. A pesar de estar “muy grave”, Biacsics solicitó el alta voluntaria desatendiendo los consejos de los médicos, convencido de que el tratamiento con dióxido de cloro le salvaría del virus.

Dos semanas antes de su muerte, Biacsics encabezó una manifestación antivacunas en Viena clamando que “el 67% de los pacientes de UCI están vacunados” y confesó tener “información confidencial”.

En su página de Facebook, sus seguidores negacionistas cuentan que fue envenenado e incluso su hermano ha creado una recaudación para emprender acciones legales contra los medios de comunicación por difundir “noticias falsas” sobre Johann.

Antivacunas

El problema alemán

El problema empieza a ser grave. Las cuotas de vacunación se estancan en Alemania y sus países periféricos pese a los esfuerzos de las autoridades, un fenómeno que los expertos atribuyen a factores como la fe en las medicinas alternativas, la cultura individualista y la amplia difusión de teorías conspirativas.

De acuerdo con un sondeo del Ministerio de Sanidad alemán, a finales de octubre un 65% de las personas que no se habían vacunado todavía rechazaban taxativamente hacerlo en un futuro próximo.

Las tasas de vacunación en Alemania, Austria y Suiza, (del 68,6%, 66,9% y 65,67%, respectivamente, a 1 de diciembre) son las más bajas de Europa occidental y contrastan con las de países como España y Portugal.