Miguel Urbán aborda de manera cruda y directa situación humanitaria en Palestina, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), y las acusaciones de genocidio contra el pueblo palestino. Urbán critica con dureza la decisión de algunos gobiernos de la Unión Europea de suspender su apoyo financiero a la UNRWA en un momento de emergencia humanitaria crítica.
Califica esta acción como vergonzosa y acusa a estos gobiernos de ser cómplices de genocidio. Las acusaciones contra la UNRWA por parte de Israel ocurrieron de manera oportuna, justo después de que la Corte Internacional de Justicia reconociera indicios de genocidio por parte de Israel contra los palestinos. Además, la existencia de documentos internos de Israel revelarían una estrategia para desacreditar a la UNRWA y a las Naciones Unidas en general.
Urbán argumenta que los intentos de criminalizar a la UNRWA están destinados a agravar el sufrimiento del pueblo palestino y cortar el vital suministro de ayuda humanitaria del que dependen más de un millón de personas. Finalmente, Urbán advierte sobre la responsabilidad de Europa en este contexto, aludiendo al término «colaboracionistas» para describir a quienes apoyan a regímenes acusados de cometer genocidio. Hace un llamado a no colaborar en la criminalización de la UNRWA, la única organización que, según él, asegura la ayuda humanitaria necesaria para la población palestina, y sugiere que hacerlo equivaldría a ser cómplices de un crimen.
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