29 Abr 2024

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El ejemplo de Dinamarca: cómo lograr que la extrema derecha pierda relevancia en Europa
DESTACADA, INTERNACIONAL

El ejemplo de Dinamarca: cómo lograr que la extrema derecha pierda relevancia en Europa 

El ejemplo de Dinamarca ilustra cómo la desaparición o el declive de partidos de extrema derecha es posible aplicando el sentido común

El caso de Dinamarca ofrece un ejemplo destacado sobre cómo la extrema derecha puede perder influencia y relevancia en el contexto europeo. La desaparición de Nueva Derecha (Nye Borgerlige), un partido populista y antiinmigración, marca un hito en el escenario político danés, evidenciando una serie de lecciones aplicables a nivel europeo para enfrentar y potencialmente reducir el auge de la extrema derecha.

Lecciones del declive de la extrema derecha en Dinamarca

  1. Fragmentación y pérdida de influencia. La fragmentación dentro del espectro político de la extrema derecha en Dinamarca ha sido un factor clave en su pérdida de influencia. La proliferación de partidos con agendas similares ha diluido su mensaje y dividido su base de votantes, llevando a una menor representación parlamentaria.
  2. Consolidación del espectro conservador. La consolidación de fuerzas moderadas y conservadoras en opciones políticas más centristas y racionales, evitan la dispersión del voto y el fortalecimiento de posturas extremas.
  3. Cambio en el discurso público. El declive de Nueva Derecha y del Partido Popular Danés (DFP) también refleja un cambio en el discurso público danés. La inmigración, aunque sigue siendo un tema relevante, ya no ocupa el mismo espacio central en el debate político. Esto sugiere que el enfocar los discursos políticos hacia temas más amplios y de interés general, como la economía, el bienestar social y la sostenibilidad, puede reducir el impacto de narrativas polarizadoras centradas exclusivamente en temas xenófobos o de odio.
  4. Aplacar el miedo con medidas equilibradas. La implementación de políticas migratorias estrictas un poco más laxas de lo que pretendía la ultraderecha, con consenso entre varios partidos, ha sido otro factor que ha mermado la base de apoyo de este tipo de partidos. Al adoptar medidas firmes pero equilibradas, los partidos moderados pueden neutralizar uno de los principales argumentos de la extrema derecha, sin necesidad de recurrir a la retórica del miedo o la división.
  5. Rechazo social al extremismo. La sociedad danesa ha mostrado una creciente resistencia a las posturas extremas, como se refleja en la cobertura mediática y la opinión pública. Promover una cultura de tolerancia, inclusión y diálogo racional puede ser crucial para contrarrestar el supuesto atractivo de los discursos radicales.
  6. Movilización del voto. Una estrategia crucial para contrarrestar el auge de la extrema derecha es la movilización efectiva del voto. Esto implica no solo animar a la ciudadanía a participar activamente en los procesos electorales, sino también educarla sobre la importancia de sus decisiones de voto en la construcción de sociedades inclusivas, democráticas y resistentes a la polarización.

Aplicabilidad en Europa

La experiencia de Dinamarca demuestra que es posible revertir el auge de la extrema derecha a través de una combinación de estrategias que incluyen la consolidación política, el cambio en el discurso público, la implementación de políticas migratorias equilibradas, la promoción de una cultura de inclusión, y crucialmente, la movilización del voto. Estas lecciones son particularmente relevantes en el contexto de las próximas elecciones en Galiza y en el Parlamento Europeo.

Las elecciones en Galiza y al Parlamento Europeo representan oportunidades significativas para aplicar estas estrategias y fortalecer el tejido democrático europeo. En Galiza, la movilización del voto puede enfocarse en destacar la importancia de la autonomía y la identidad regional dentro de un marco de inclusión y fortaleza propia, contrarrestando así los discursos de exclusión y división. En el ámbito del Parlamento Europeo, es vital promover una visión que celebre la diversidad cultural como una fortaleza, no como una amenaza.

El desafío radica en encontrar un equilibrio entre la firmeza en los principios democráticos y la apertura al diálogo y la inclusión, promoviendo así una sociedad más cohesiva y resistente a los discursos de división y odio.

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