Cifuentes nunca fue a clase, no tuvo contacto con ningún profesor, aprobó las asignaturas con unos supuestos trabajos que han desaparecido y siempre entregaba en mano al fallecido Álvarez Conde, el supuesto “cerebro” de la trama.
Cristina Cifuentes ha salido indemne de su batalla en los tribunales por el caso máster. La Audiencia Provincial de Madrid ha decidido absolver a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, para quien la Fiscalía pedía tres años y tres meses de cárcel por inducir a la falsificación del acta del trabajo fin de máster (TFM) que obtuvo en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
El tribunal considera que no existen pruebas suficientes para condenar a Cifuentes. Sin embargo, la terna de magistrados ha condenado a tres años de prisión a María Teresa Feito, antigua asesora del Gobierno autonómico, y a un año y seis meses a Cecilia Rosado, que reconoció durante el juicio ser la autora material de la falsificación.
La jueza concluye que “no ha resultado probada ninguna intervención” de la expresidenta en la fabricación del acta. Según los magistrados, más allá del interés que pudiera tener en conseguir unos papeles que “justificaran la regularidad en la obtención” del título, no se ha acreditado que “impulsara, sugiriera o presionara para la falsificación”. “El hecho de exhibir públicamente la copia del documento que recibió del rector no es más que un indicio, no corroborado por otros”, apostilla la Audiencia de Madrid.
Indignación en redes
Cifuentes siempre ha defendido que obtuvo el diploma de forma regular. En cambio, el tribunal señala que su testimonio presenta un “conjunto de incongruencias, relevantes e incompatibles con la actuación regular de un estudiante de posgrado”, además de considerar “inexplicable” que la expolítica mantenga que llegó a defender su TFM ante un tribunal.
Es más, el máster de Cifuentes “estuvo plagado de graves irregularidades”, según la jueza. Entre otras, los jueces recuerdan que una funcionaria de la universidad y compañera de la hermana de Cifuentes, Amalia Calonge, accedió al sistema informático de la URJC y, “a pesar de que no tenía competencias para hacerlo”, “modificó la nota del TFM” de la exdirigente del PP.
Está probado que Cifuentes nunca fue a clase, como ella misma admitió, no tuvo contacto con ningún profesor, aprobó las asignaturas con unos supuestos trabajos que han desaparecido convenientemente y que siempre entregaba en mano al fallecido Álvarez Conde, el supuesto “cerebro” de la trama.
Este conjunto de circunstancias ha desatado gran indignación entre la ciudadanía, reflejada en comentarios que señalan desde lo inexplicable que se condene a Feito y Rosado, pero no a Cifuentes, a que ha salido indemne a pesar de quedar demostrado que su master era falso. “Espero que ahora la indemnicen por el mal rato y por haberla engañado tanto haciéndola creer que se había sacado un máster, que ella hasta lo iba enseñando”, se llegó a señalar.
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