El Consejo de Gobierno acaba de dar luz verde al gasto de otros 65.870.081 euros para el hospital de pandemias
El pasado día 1 de diciembre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, llegó al cúlmen de sus despropósitos durante esta pandemia con la inauguración de su medida estrella contra el coronavirus: el hospital de emergencias Isabel Zendal. Llamado hospital de pandemias, es un hospital público especializado, el primero de emergencias con uso permanente de estas dimensiones.
Rodeado de polémicas desde el primer día, el hospital de pandemias necesitará, para cubrir el primer pabellón abierto, a 669 personas: 103 médicos, 247 enfermeros y 179 auxiliares de enfermería, entre otros. Actualmente, solo dispone de 116 voluntarios como personal. Ante esta situación, el personal se completará con parte de los 11 500 contratados por la pandemia, que también serán derivados desde otros centros.
La carencia de personal es la parte más polémica de la construcción del hospital de pandemias, ya que los sanitarios han protestado en repetidas ocasiones durante la pandemia del coronavirus criticando la apertura de este centro, al considerar que hay suficientes hospitales preparados para afrontar el virus.
135 millones de euros para un hospital inaugurado con prisas
Asimismo, lo más llamativo es que la inversión ronda ya los 135 millones de euros, es decir, el triple de lo presupuestado inicialmente. El Consejo de Gobierno acaba de dar luz verde al gasto de otros 65.870.081 euros, que se suman a los 70 millones de euros que ya habían autorizado hasta la fecha, según confirma La Ser.
Parte del sobrecoste se da por las prisas en inaugurar un hospital de pandemias que no era necesario. Un ejemplo de esto son los 4.862.446,70 euros que se van a gastar “en la instalaciones de climatización no previstas del pabellón 3”. A esto se suman los otros 58 millones de euros que van a tener que pagar para ampliar las obras “por circunstancias sobrevenidas e imprevisibles”.
La inauguración del hospital que, como vemos, aún no está acabado, fue más cercana a un acto de populismo electoralista por parte de Ayuso que a una necesidad. La rama madrileña del sindicato de enfermería SATSE calificó la inauguración en un comunicado de “acto político”, subrayando la importancia de dotar al nuevo hospital con personal propio para evitar el desmantelamiento del servicio sanitario regional. “Lo que no es lógico es desmontar equipos para poner en marcha un centro asistencial que (…) no es necesario ya que no liberaría de pacientes al resto de hospitales y sí dificultaría, por la falta de enfermeras y enfermeros, que se inicie la atención a todos aquellos madrileños a los que, por la Covid, se ha retrasado su tratamiento”, señalaron.

Aún quedan gastos por aprobar
Y esto no acaba aquí. el Gobierno madrileño aún tiene pendiente aprobar más gastos relacionados con las obras del hospital de pandemias de Ayuso. Al margen de los contratos de emergencia en los que se amparan ahora todas las administraciones para adjudicar a dedo los servicios de urgencia por la COVID-19, todos los contratos que superen los 3 millones de euros siempre deben pasar antes por el Consejo de Gobierno.
Hasta la fecha, se han atendido a 153 pacientes – en estos momentos hay 77 ingresados-, han dado a de alta a 76 personas y ahora mismo hay 611 profesionales trabajando allí.
Related posts
Las marcas de lujo occidentales se desnudan en China
Fabricantes chinos e influencers demuestran que pagar miles de euros por un bolso de Hermès no garantiza calidad, solo alimenta el ego y el colonialismo simbólico.
El boicot al sueño americano: el turismo extranjero se desploma y arrastra miles de millones
El miedo, la hostilidad y las guerras comerciales empujan a millones de visitantes a dar la espalda a EE.UU.
La mentira de la “primera misión espacial femenina”: borrar a Tereshkova para vender turismo de élite
El sensacionalismo mediático de la industria espacial privada intenta reescribir la historia a golpe de titular y marketing.
Vídeo | DE RESIGNIFICAR NADA 🧼 PSOEizando, que es gerundio. Marina Lobo y Esther López Barceló
La “resignificación” del Valle de los Caídos que vende Moncloa es un eufemismo para disfrazar la continuidad del relato franquista.