La organización ecologista Greenpeace llama a la reflexión a los responsables políticos sobre las consecuencias de alimentar la polarización social y los discursos de odio
La sede de la oficina española de Greenpeace en Madrid, amaneció este viernes pintada con insultos dirigidos a la organización, acompañados de varias esvásticas y del símbolo falangista del yugo y las flechas. Esto ocurre apenas dos semanas después de la vandalización del mural de Ciudad Lineal en el que se rendía homenaje a mujeres relevantes de la historia reciente.
La organización ecologista y pacifista alerta sobre las consecuencias de la creciente polarización social, la normalización del discurso de odio y la relativización de la simbología neonazi y la retórica fascista, frente a las que considera de suma importancia mantener una política de tolerancia cero.
El notable empeoramiento de la convivencia en la capital resulta especialmente preocupante, y en los últimos meses se han sucedido ataques a centros de menores, manifestaciones abiertamente racistas o antisemitas, y agresiones en la calle por parte de grupos de ultraderecha.

Para Greenpeace, la actual degradación de la calidad democrática forma parte de una tendencia mundial que tiene su reflejo en la reducción de espacio de diálogo social y el incremento de actitudes, discursos y prácticas autoritarias que ponen en la diana a los colectivos más vulnerables o a las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Ante este grave retroceso en la convivencia democrática, la organización ecologista llama a la reflexión a los responsables políticos sobre las consecuencias de alimentar la polarización social y los discursos de odio, y enfatiza la necesidad de abordar las causas estructurales del descontento social y la desafección política, aprovechando la oportunidad para trabajar conjuntamente para lograr una sociedad más justa, verde y pacífica.
La organización ha puesto el hecho en conocimiento de las autoridades, por si pudiera ser constitutivo de amenazas o delito de odio.
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