Más de la mitad de su sustento viene del dinero de las y los contribuyentes
En las paradójicas sinfonías de la política, se ve, cada vez más, cómo aquellos que apuntan con el dedo y claman contra ciertos aspectos, se ven envueltos en el mismo remolino que tanto denostan. Y es que, mientras la retórica contra las ‘paguitas’ se aferra al discurso de Vox, sus arcas rebosan de fondos públicos.
EL PANORAMA IRÓNICO DE LA FINANCIACIÓN
Vox, el titán del discurso antipaguitas, engulle en realidad más de la mitad de su sustento del dinero de los contribuyentes. Así es, la formación de Abascal, que tanto clama por la abolición de subvenciones, tiene en su haber un 63% de financiación proveniente de ayudas públicas en 2022. A pesar de los caudales que fluyen hacia su cuenta bancaria, han logrado superar sus ingresos con gastos de casi dos millones de euros en el último ejercicio.
Parece que para este partido, las subvenciones públicas son un plato que no pueden rechazar, a pesar de que son los primeros en señalar a otros que también disfrutan de este ‘manjar’.
LA GESTIÓN DE LOS NÚMEROS ROJOS
Las cuentas anuales del partido, que verán la luz este sábado en la Asamblea General celebrada en Madrid, apuntan a un déficit de 1,9 millones de euros. Este desajuste financiero, parece ser el resultado de su ‘gestión ordinaria’, siendo los gastos exteriores (8,3 millones de euros) el grueso de su consumo económico.
En suma, la formación de Abascal gastó 16,7 millones de euros frente a los 15,5 millones que ingresó, sin contar con los 546.000 euros perdidos en actividades electorales.
EL NUDO DE LAS SUBVENCIONES PÚBLICAS
El análisis de los ingresos de Vox nos lleva a dos grandes fuentes: las públicas y las privadas. En 2022, el partido ingresó 9,8 millones de euros de fondos públicos frente a los 5,6 millones provenientes de fuentes privadas.
Esto indica que el 63% del financiamiento de Vox proviene de subvenciones públicas, aunque su plataforma política clama por la eliminación total de dichas ayudas. Sus líderes justifican esta incongruencia aduciendo que renunciar a las subvenciones pondría a su partido en desventaja.
En conclusión, este baile de millones revela un panorama irónico: la formación política que lucha contra las ‘paguitas’, se nutre sustancialmente de ellas. Es la comedia de la hipocresía política, un teatro que el público debe observar atentamente.
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