La hostelería no puede continuar apoyándose en las espaldas de las y los trabajadores mal remunerados y explotados
En una reciente edición de «Sábado Clave», una dueña de un establecimiento de hostelería arrojó una contundente acusación al aire: «La gente no quiere trabajar». Parece que para esta hostelera, el problema de la falta de personal en los bares y restaurantes de España radica en la supuesta comodidad de la población, apoyada en «las numerosas ayudas y paguitas» que, a su juicio, les permite cobrar un sueldo con menos esfuerzo.
Sin embargo, el panorama presentado por las y los camareros nos pinta un cuadro muy distinto. Alzando su voz en el mismo programa, un camarero denunció que ha «estado en sitios trabajando cobrando 1,5 euros la hora». Otra trabajadora recalcó que en el sector se cobra 1.000 euros por hacer 55 horas semanales. Si se hace el cálculo, estas cifras no son precisamente una lluvia de oro. Por el contrario, muestran una realidad de precariedad laboral alarmante.
La Comisiones Obreras (CCOO) aporta un dato que ilustra aún más la gravedad de la situación: desde 2019 se han perdido 32.000 empleos de camarero y 3.000 de cocinero. ¿Estamos asistiendo a un éxodo masivo de trabajadoras y trabajadores de la hostelería? ¿estamos frente a un sector que ha desgastado a su fuerza laboral hasta el punto de expulsarla?
José María Camarero, periodista presente en «Sábado Clave», aportó su análisis: «Lo que está pasando este verano es una verdadera guerra entre los hosteleros por conseguir a un camarero». Sin embargo, este conflicto no es fortuito. Como el propio Camarero señala, hay dos factores que inciden en ello. Primero, la realidad económica es que los sueldos ofrecidos no son los más atractivos. Segundo, el esfuerzo que requiere el desplazamiento al lugar de trabajo es otro factor disuasorio.
Las condiciones de trabajo en la hostelería no son un secreto para nadie. Las largas horas, los bajos salarios, la falta de estabilidad y la incertidumbre son el pan de cada día de miles de trabajadoras y trabajadores del sector. No se trata de una población que no quiera trabajar, sino de un colectivo que busca un trato justo y una remuneración digna.
A NECESIDAD DE UN CAMBIO
No se trata de buscar culpables, sino de buscar soluciones. La hostelería no puede continuar apoyándose en las espaldas de las y los trabajadores mal remunerados y explotados. Es hora de replantear las condiciones laborales en este sector.
Desde aquí, llamamos a las y los hosteleros a revisar las condiciones laborales que ofrecen, a valorar el esfuerzo de sus trabajadoras y trabajadores y a buscar formas de mejorar sus sueldos y condiciones de trabajo. Porque, en última instancia, el bienestar de sus empleados se reflejará en la calidad del servicio y en la prosperidad de sus negocios.
Por otro lado, invitamos a las y los trabajadores a exigir sus derechos, a no aceptar condiciones de trabajo degradantes y a buscar apoyo en sindicatos y otras organizaciones. Nadie debería tener que trabajar en condiciones precarias por el mero hecho de ganarse la vida.
Y finalmente, instamos a la sociedad en general a apoyar esta causa, porque la lucha por unas condiciones de trabajo justas en la hostelería es una lucha por una sociedad más justa y equitativa. Es una lucha que nos concierne a todas y todos.
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