Muchos asistentes salieron de la sala del juicio Norris-Bittaker llorando o vomitando al no poder soportar la escucha de la grabación
Uno de los crímenes más dramáticos de la historia de Estados Unidos lo ha sido, no tanto por los hechos (torturas, violación, asesinato de mujeres jóvenes) sino por el material gráfico y auditivo que los asesinos dejaron tras sus crímenes y que rompieron los límites mentales de muchos agentes del FBI.
En el verano de 1979, Roy Norris y Larry Bittaker, apodados como “los asesinos de la caja de herramientas” ya que tenían una especial fijación por las zonas erógenas femeninas y los alicates, asesinan a cinco adolescentes californianas en una época en la que no había tanto miedo a hacer autostop. Las atraían a sus caravanas y después las secuestraban, torturaban y abusaban sexualmente hasta que sus cuerpos no daban más de sí y espiraban su último aliento.
Su última víctima conocida fue Shirley Lynette Ledford, de 16 años, a la que recogieron mientras hacía autostop a casa desde el trabajo. A los cinco minutos de entrar en la camioneta Bittaker tiró a Shirley del asiento del pasajero en la parte de atrás de la camioneta. Norris la empujó al suelo, le quitó la ropa y le ató las manos a la espalda.
La agonía de Shirley Lynette Ledford
Bittaker intercambió lugares con Norris, quien condujo mientras Bittaker permaneció en la parte de atrás con Shirley. Encendió la grabadora y comenzó a golpear a la adolescente. Al comienzo de la grabación se escucha a Bittaker abofeteándola, luego se escuchan sonidos de cómo la golpea con los puños sobre el pecho mientras la niña grita y suplica mientras tiene alicates en sus genitales, senos y pezones, según recoge Mundo Incógnito.
Hacia el final los sonidos son de Norris golpeándola más de 25 veces en total. Después, mientras Shirley emitía sonidos de agonía y lloraba, Norris simplemente le preguntó por qué lloraba. Poco después de que termine la cinta, Bittaker se detuvo y se unió a Norris para acabar con la vida de la joven. Norris la estranguló colocando una percha de alambre alrededor de su cuello que apretó con los alicates lo más fuerte que pudo hasta que la mató. Después abandonaron el cuerpo en el jardín delantero de un extraño para evaluar la reacción de la prensa.
La cinta no está dispuesta para el público general, pero tuvieron que escucharla los miembros del jurado del juicio al que se sometió a los asesinos dos años más tarde. Es por esta audición judicial por lo que la cinta ha trascendido. Y aunque existe una transcripción de la cinta es mejor no detenerse en ella.
En la grabación audiovisual del exterior del juicio Norris-Bittaker muchos asistentes tuvieron que salir de la sala a mitad de audición, no pueden soportarlo. Algunos de ellos salen llorando y otros vomitan, mientras Bittaker sonreía subido al estrado. Para él aquella cinta era la prueba final de que la chica, su compañero y él habían vivido un excitante trío amoroso. Que la joven pidiese que la matasen no es otra cosa que la prueba definitiva de que él y su compinche sólo habían cumplido con su deseo.
Pesadilla recurrente del fiscal del juicio
El fiscal del juicio Stephen Kay dijo que aquel había sido el peor caso con el que se había cruzado en su vida y afirmó que, de todos los hombres que habían pisado el pabellón de la muerte en el condado de California, nadie se merecía recibir la pena capital más que Bittaker. A Kay le atormentó durante dos años la pesadilla recurrente en la que mujeres gritaban con la vívida voz de Shirley, sufriendo lo indecible, y a las que nunca llegaba a salvar por llegar demasiado tarde.
Suicidio del detective principal del caso
El detective principal del caso, Paul Bynum, ni siquiera pudo aguantarlo. A sus 39 años se suicidó. En su nota final, Bynum dejó por escrito que no podía soportar la idea de un mundo en el que gente como aquellos criminales pudieran librarse de la cárcel.
Esta grabación lo cambió todo. Según el Times Union, esta es una de las pruebas de insensibilización que se siguen utilizando para los futuros agentes del FBI en Virginia, con el fin de prepararlos para el tipo de monstruos con los que se pueden enfrentar y comprendan la naturaleza de su trabajo de ponerse en la piel de las personas más inhumanas de la tierra y comprender sus intereses y motivaciones.
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