Es inaceptable que en una sociedad democrática, un crimen tan atroz pueda ser utilizado como excusa para promover el odio racial y la violencia.
El asesinato del pequeño Mateo en Mocejón, Toledo, ha sacudido profundamente a la sociedad española. Un crimen tan brutal debería haber sido un motivo de unión y solidaridad, sin embargo, lo que siguió fue un aluvión de desinformación y odio alimentado por bulos que se esparcieron como la pólvora en redes sociales. Estos bulos, difundidos principalmente por sectores de la ultraderecha, no solo desinformaron sino que exacerbaron tensiones sociales y promovieron peligrosos discursos de odio.
LA EXPLOSIÓN DE BULOS TRAS EL CRIMEN
El 18 de agosto de 2024, Mocejón vivió un día de dolor inimaginable. Mateo, un niño de 11 años, fue asesinado mientras jugaba al fútbol en el polideportivo del pueblo. En cuestión de horas, la tragedia familiar se transformó en un fenómeno de desinformación masiva. A través de redes sociales, figuras de la ultraderecha, incluidos neonazis y miembros cercanos a VOX, comenzaron a esparcir falsedades, culpando a menores extranjeros no acompañados (menas) del crimen, a pesar de no haber evidencia alguna que los relacionara con el asesinato.
El daño causado por estos bulos es incalculable. No solo desvían la atención de la justicia y el proceso de investigación, sino que también siembran el miedo y la xenofobia entre la población. La familia de Mateo, representada por Asell Sánchez, tuvo que salir a los medios para desmentir estas acusaciones, pidiendo que no se criminalizara a nadie por su raza o color de piel y apelando al respeto y la decencia en un momento tan difícil.
LA MANIPULACIÓN POLÍTICA DEL DOLOR
La instrumentalización de esta tragedia para promover agendas políticas xenófobas es un acto de máxima irresponsabilidad. La ultraderecha ha demostrado estar dispuesta a explotar el dolor ajeno para avanzar sus discursos de odio, sin importar las consecuencias para la sociedad. En lugar de respetar el duelo de una familia destrozada, han optado por avivar el fuego de la división y el resentimiento.
Es urgente que se ponga coto a los bulos ultras que, sin freno, se difunden con rapidez y potencia en redes sociales. Es inaceptable que en una sociedad democrática, un crimen tan atroz pueda ser utilizado como excusa para promover el odio racial y la violencia. La difusión de desinformación no solo socava la confianza en las instituciones y en la justicia, sino que también amenaza la convivencia pacífica y la cohesión social.
La sociedad no puede permitirse normalizar este tipo de manipulaciones. Es necesario que tanto las autoridades como las plataformas digitales actúen de manera decidida para frenar la propagación de bulos. No se trata solo de proteger la verdad, sino de salvaguardar los valores fundamentales que permiten la convivencia en paz. La memoria de Mateo no debe ser empañada por la desinformación y el odio, sino honrada con justicia, respeto y verdad.
El asesinato de Mateo es una tragedia que debería habernos unido en solidaridad y compasión. En lugar de ello, ha sido utilizado por sectores ultras para dividirnos. Es imperativo que como sociedad nos enfrentemos al problema de la desinformación y pongamos freno a aquellos que buscan aprovecharse del dolor ajeno para sus propios fines. La memoria de Mateo merece algo mejor que ser el centro de una campaña de odio; merece justicia, respeto y, sobre todo, verdad.
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