«Es un problema grave de derechos humanos, de mínima dignidad en las condiciones de trabajo, una situación que llevamos años sin ver pese a tenerla delante de las narices», señala la periodista.
«De los más de 70 brotes activos que hay ahora mismo, uno de los más preocupantes es el de Lleida, donde los contagios se concentran sobretodo en varias empresas del negocio de la fruta», señaló la periodista gallega.
Otero aclara que la situación de estos trabajadores es terrible: «Las condiciones de trabajo de los temporeros, a los que hemos visto hacinados e incluso durmiendo en la calle, los convierte en grandes vectores de contagio»
«Así pues, un problema grave de derechos humanos, de mínima dignidad en las condiciones de trabajo, una situación que llevamos años sin ver pese a tenerla delante de las narices, ahora se convierte en un problema de salud pública», afirma la periodista.
«¿Qué ha hecho este año el gobierno de Cataluña ante la llegada de miles de temporeros a Lleida sabiendo que el virus seguía aquí? ¿Por qué no se ha hecho nada para evitar esta situación de riesgo? Vale para Cataluña y para todas las zonas hortofrutículas», se preguntaba Otero.
«Rogamos que vengan inmigrantes a hacer lo que los españoles no queremos, les obligamos a vivir hacinados en tiempos de pandemia y luego los criminalizamos por ser fuente de contagio», Denunció la periodista.
ÚLTIMAS ENTRADAS
El precio del odio: una niña de 11 años se suicida tras amenazas de deportación en Texas
Los discursos de odio no se quedan en los parlamentos ni en los platós de televisión: se filtran en cada rincón del país y siembran el terror en las comunidades migrantes.
España cómplice: más de 60.000 piezas de armamento desde Zaragoza a Israel
El Gobierno dice una cosa y hace la contraria mientras el Ejército israelí perpetra una masacre en Gaza
Varoufakis acusa a Milei de un “delito político” tras el fraude de $Libra
“Es crucial que democraticemos nuestro dinero público”, señala el economista griego.
Vídeo | ¿Quién está tras Abogados Cristianos?
El caso contra Héctor de Miguel no es aislado, sino parte de una estrategia mayor de grupos ultracatólicos para influir en la política