La organización asegura que ha contactado con la Embajada de Polonia en España y advierte que “la falta de contacto con el exterior dificulta la capacidad de las personas detenidas para preparar su defensa”.
Amnistía Internacional ha lanzado una campaña en redes sociales en defensa del periodista Pablo González, quien lleva retenido desde el pasado 28 de febrero en Polonia, país al que acudió para cubrir la crisis humanitaria provocada por la invasión rusa de Ucrania.
La organización ha pedido “que se respete su derecho a un proceso justo y con las debidas garantías, permitiéndole el acceso a un abogado de su libre elección y a comunicarse con su familia”.
“Las autoridades polacas acusan al periodista de un delito de espionaje y han decretado que permanezca en la prisión de Rzeszów hasta al menos el 29 de mayo, sin posibilidad de comunicación con su familia o con el abogado que libremente han elegido para que le defienda”, continúan.
“Según la información de la que disponemos, además de no poder contar con un abogado de libre elección, Pablo González no tuvo asistencia letrada de oficio hasta el 14 de marzo, 16 días después de su detención, y cuando ya enfrentaba cargos formulados por una autoridad judicial. El acceso a asistencia letrada desde la detención y en las primeras fases del procedimiento es esencial para garantizar un proceso con las debidas garantías. El Convenio Europeo de #DDHH establece que toda persona acusada de un delito tiene derecho a un abogado de su elección”, añaden.
“También pedimos que se garantice el derecho a comunicarse con sus familiares. La falta de contacto con el exterior dificulta la capacidad de las personas detenidas para preparar su defensa, y afecta a sus derechos a la vida privada y familiar y a su salud”.
“Por todo ello, hemos contactado con la Embajada de Polonia en España @PLenEspana y reclamamos a las autoridades polacas que permitan de forma inmediata que Pablo González pueda comunicarse con sus familiares y recibir asistencia letrada de los abogados de su elección”, concluyen.
Gonzalo Boye habla sobre el caso del periodista Pablo González
Ante la pregunta sobre cómo está Pablo y si ha podido hablar con él Boye se muestra contundente: «No, no lo sabemos. De hecho, el último contacto directo con Pablo fue el día de su detención, el 28 de febrero. A partir de ahí, dos semanas después, ha habido un contacto a través del Cónsul español que le visitó y ni la familia ni yo le hemos podido visitar ni hemos podido hablar con él, ni hemos recibido ninguna comunicación directa de su parte».
«No tiene ningún fundamento legal, esto es una medida arbitraria y de hecho primero le designaron cuando llevaba 14 días en prisión un abogado de oficio, que nunca se dignó a contestarnos. Una semana después renunció. Se le ha designado una segunda abogada de oficio ,que tampoco nos contesta las comunicaciones, es decir, una situación bastante anómala porque entre abogados tenemos unos deberes deontológicos, entre otros los de corrección y contestarnos entre compañeros, más cuando ambos somos abogados de Pablo» añade.
«No sabemos en qué se sustenta la condena por qué la Fiscalía nunca ha tenido a bien dejarnos ver el expediente ni darnos ningún dato más allá del tipo penal del que le acusan que el artículo 130 del Código Penal polaco, que es un artículo referido a espionaje para una potencia extranjera, en este caso Rusia, pero no tenemos ninguna prueba, no tenemos ningún documento, no tenemos ningún informe», continúa.
«Teniendo presente que estamos dentro de la Unión Europea, es decir, esto es absolutamente irregular. Le acusan, por lo que hemos sabido, de pro ruso por, entre otras cosas, haber trabajado para el diario Gara, estar en posesión de una tarjeta de crédito de Caja Laboral Kutxa, que es la entidad financiera vasca, por su perfecto dominio del idioma ruso, que yo creo que es algo entendible, teniendo en cuenta que tiene no la doble nacionalidad», interviene Marina Lobo.
«Nosotros creemos que Polonia se ha equivocado, le estamos dando todas las vías para que rectifiquen el error, pero ellos persisten ese error y mira si hay un dato que es esencial, si ellos después de un mes tuviesen algo, ya lo hubiesen puesto sobre la mesa además lo hubiesen puesto el primer día y diría, mira este señor espía por esto que tenemos aquí. No han hecho nada de eso porque no tienen nada de eso. ¿Qué es lo que nos preocupa a nosotros?, que en este mes estén tratando de quebrar su voluntad. Es una persona sometida a aislamiento durante un mes. Es una persona evidentemente debilitada y que puede ser susceptible de cualquier tipo de presión indebida».
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