El agente relata cómo un miembro del KKK le indicó que «no es pecado matar negros, gays, comunistas y asiáticos» porque son «semillas de satanás»
Adrián Juste – Al Descubierto
Un agente retirado del FBI, los servicios de asuntos internos federales de Estados Unidos, que pasó 25 años infiltrándose en grupos de extrema derecha, incluido el conocido grupo racista Ku Klux Klan, así como también organizaciones neonazis políticas, paramilitares y de diferente tipo, ha confesado en una entrevista para Rolling Stone que el nacionalismo y el supremacismo blanco sigue siendo una «amenaza real» para el país.
Así, pasó años llevando una especie de doble vida, pasando por grupos como KKK, The Base y otros muchos, con el objetivo de poder conocerlos desde dentro, ver su funcionamiento y, lo más importante, poder prevenir ataques y reportar a las autoridades posibles delitos. Operación encubierta tras operación encubierta, ha desgranado muchas anécdotas y detalles interesantes… y horrosos.
Una infiltración arriesgada
¿Cómo puede una persona estar tantos años fingiendo ser otra persona? No es la primera vez que se ven testimonios así. Historias de agentes infiltrados que incluso llegan a formar familias con las personas a las que están vigilando se han dado en varias ocasiones, especialmente durante la Guerra Fría, generando unos testimonios atroces. Y esto no es solo del dominio de Estados Unidos. En países como España también se han dado varios casos.
El agente que nos ocupa, conocido solo como Scott B. para preservar el anonimato, que desde la revista describen como una persona corpulenta y con varios tatuajes, aseguró que la clave para poder infiltrarse no consiste en mentir, sino en exponer la peor parte de uno mismo. «No estaba actuando», dijo en la entrevista. «Eso me habría matado».
En cambio, admite, expuso «las partes más oscuras» de sí mismo mientras estaba integrado en grupos terroristas de extrema derecha y se mantuvo cuerdo al pensar en prevenir más ataques de supremacistas blancos en los Estados Unidos. Es decir, sin perder de vista cuál era su objetivo.
Scott, por ejemplo, dice que piensa en ciertos atentados que el FBI no pudo prevenir, como el tiroteo en la iglesia de Charleston en 2015, en el que el asesino en serie Dylann Roof mató a nueve personas negras, o el tiroteo en El Paso en 2019, donde 23 víctimas, en su mayoría latinas, fueron asesinadas a tiros en un Walmart. Patrick Crusius, quien está acusado de matarlos, está esperando el juicio.
Sin embargo, tantos años acaban pasando factura. Admite que si no se hubiera hecho amigos de personas negras en la universidad, podría haber llegado a compartir algunos de los puntos de vista de las bandas en las que estuvo, aunque «probablemente no», porque «no es muy estúpido».
Infiltrado en el Ku Kux Klan
Entre las muchas historias que tiene en su haber, por ejemplo, relató cómo bebió whisky con un miembro del KKK que afirmó que «no es pecado matar negros, gays, comunistas y asiáticos» porque son «semillas de satanás», es decir, que es totalmente compatible con los valores cristianos asesinar a estas personas.
También relató cómo le confirmaron las creencias de este grupo en lo que llamaban «teoría de la semilla dual». El grupo terrorista cree que en el Jardín del Edén, Adán engendró a Abel, quien luego engendró la «raza blanca» mientras que Satanás (en forma de serpiente) engendró a Caín, quien luego creó «gente de barro». Es por eso que no tiene nada de malo, según el KKK, asesinar a personas negras o LGTB.
«Los cristianos pueden matarlos y no es pecado hacerlo, ya que son engendros del infierno que no tienen alma», afirmó.
También dijo que en las reuniones del Klan conoció a un hombre, Benjamin McDowell, que publicaba fotos de sinagogas en su página de Facebook y decía: «Voy a hacer algo grande». Scott hizo arreglos para encontrarse con él mientras se hacía pasar por un proveedor de bombas y se enteró de cómo tenía información de un evento en un templo que planeaba atacar donde las familias estarían presentes.
Después del lanzamiento de la bomba, la policía rodeó a McDowell, quien recibió una sentencia de 33 meses por comprar ilegalmente un arma.
The Base, uno de los grupos clave
También ha estado encubierto con «motociclistas homicidas que golpean a sus víctimas con martillos», así como con «gángsteres racistas» que proxenetan mujeres bajo el nombre de «Ángeles arios».
Sin duda, el relato más interesante tiene que ver con The Base. Scott se unió a este grupo fundado en 2018 después de enviar un correo electrónico a una dirección que encontró en The Gab, una red social conocida por ser la más utilizada por afines a la «derecha alternativa» o alt-right. Los contactó con la dirección WhiteWarrior88 (GuerreroBlanco88, siendo 88 un símbolo de las iniciales HH, que responden al saludo nazi «Heil Hitler»), llenó un cuestionario y luego se le pidió que se uniera al grupo. Allí conoció a un líder de célula llamado Lane, a quien el FBI había estado rastreando.
Describió cómo los líderes del grupo nacionalista blanco The Base creían que Hitler estaba «viviendo en la Tierra Media, junto con una raza de gigantes», que «la tierra era cóncava» y que «engendrarían una raza maestra secuestrando putas y violarlas’. Se trata de un grupo paramilitar que tiene una amplia red de entrenamiento con el ultranacionalismo y el supremacismo blanco, adherido a las posturas aceleracionistas, es decir, gente que quiere acelerar el colapso del planeta para construir un nuevo mundo sin ideas progresistas.
Una red internacional (ha sido prohibido en Reino Unido y en Canadá) que celebra y promueve el uso de la violencia en un intento de establecer un estado étnico blanco fascista por medio de una «guerra racial». Se sabe que sus miembros se han involucrado en entrenamiento con armas y explosivos.
El año pasado, las grabaciones encubiertas utilizadas como parte de los esfuerzos antiterroristas en curso de las agencias de inteligencia de Estados Unidos mostraron que The Base reclutaba y preparaba activamente a adolescentes estadounidenses, alentándolos a profundizar en ideas xenófobas, racistas y supremacistas. Una estrategia que se ha visto en otros grupos como Patriotic Front, cuyos planes fueron filtrados por Unicorn Riot.
El departamento afirma que el fundador de The Base, que usa el seudónimo de «Roman Wolf», «publicó una serie de videos bajo su alias que cubren temas que incluyen la actividad del ‘lobo solitario’, abogando por la guerra de guerrillas y la resistencia sin líderes».
Su nombre real sería, presuntamente, Rinaldo Nazzaro. Afirma haber dirigido una empresa con sede en Nueva York que se especializaba en seguridad nacional y contraterrorismo y anunciaba haber «trabajado con varias agencias gubernamentales y militares, incluidos múltiples despliegues en tiempos de guerra en Irak y Afganistán», según lo reflejado en The Guardian. Según los informes, ahora Nazzaro vive con su esposa rusa en San Petersburgo.
Sobre esto, Scott declaró en la entrevista a Rolling Stone que Nazzaro quería «terminar lo que comenzó Hitler».
Los riesgos de ser un agente del FBI infiltrado
Las anécdotas de Scott se tornan turbias cuando habla de las veces que estuvo a punto de ser descubierto. Por ejemplo, fue señalado por un detector de dispositivos de grabación, pero no detectó el que estaba conectado a su coche cuando estaba aparcado debajo de una línea eléctrica, lo que perturbó la recepción. Una casualidad que hizo que se librara de que su tapadera saltara por los aires.
En otro momento, mientras permanecía infiltrado en Outlaws, una banda de moteros, le dijeron, pistola en mano, que se quitara toda la ropa. Una desconfianza poco comprensible teniendo en cuenta que Scott llevaba 18 meses dentro de la banda y había ayudado a cometer seis delitos. Sin embargo, el registro realizado no fue muy profesional y no pudieron detectar una microcámara que llevaba adherida al cuerpo, lo que el agente del FBI describe como «un milagro de Dios».
Scott declaró estar sorprendido también de que estas bandas tuvieran un equipo tan sofisticado, lo que hizo que bajara la guardia, admitiendo que ni el FBI ponía de un equipo así.
Terrorismo ultraderechista: un peligro creciente
A través de su entrevista, uno de los puntos que Scott recalcó más fue que estos grupos han aumentado en número, en miembros y en actividad, lo cual coincide con los datos oficiales que maneja la administración estadounidense.
El Departamento de Seguridad Nacional describió 2019 como el año más mortífero por incidentes de extremismo doméstico en 25 años, y señaló que los supremacistas blancos fueron responsables de la gran mayoría de las personas muertas en esos incidentes.
Ya en 2020, el departamento afirmó que que los supremacistas blancos representan la «amenaza más persistente y letal» para Estados Unidos.
En noviembre, los funcionarios del FBI volvieron a hacer una declaración al Congreso discutiendo cómo la supremacía blanca es la mayor amenaza que enfrenta Estados Unidos, y la oficina abordó 2700 casos relacionados con la extrema derecha luego de un aumento en las amenazas durante 18 meses.
Estados Unidos, sin embargo, no es una rara avis. Este fenómeno también se está dando en Europa y en América Latina. El gobierno alemán afirmaba el año pasado que el terrorismo de extrema derecha representa la mayor amenaza para la seguridad nacional. En Brasil, ha habido también un aumento exponencial de los grupos neonazis, pasado de ser 75 a 530 en todo el país desde el año 2015.
Junto a esto, un aumento de crímenes y delitos de odio por xenofobia, racismo, apología al fascismo, homofobia o por motivaciones políticas.
Este fenómeno se debe a una multitud de factores, pero expertos no dudan en señalar el auge y la cobertura de discursos de extrema derecha por parte de una nueva generación de partidos políticos y líderes como Donald Trump (EEUU), Jair Bolsonaro (Brasil), José Antonio Kast (Chile), Javier Milei (Argentina), Viktor Orbán (Hungría) o Santiago Abascal (España).
El propio Donald Trump se ha apoyado en estos grupos paramilitares, como Proud Boys y Oath Keepers, que participaron en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Recientemente, además, ha asegurado que si es presidente en 2024, ofrecerá una amnistía para las personas detenidas en este atentado.
El problema, según el agente del FBI infiltrado, es que no existe una ley de terrorismo doméstico: «no se puede arrestar a un tipo por decir ‘todos los judíos deben morir’. Así que terminas trabajando lo que sea que puedas para sacarlos de la calle”, explicó.
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