17 Mar 2025

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Desokupa y el fascismo: un informe expone cómo las empresas de desokupación son el brazo político de la ultraderecha
DESTACADA, POLÍTICA ESTATAL

Desokupa y el fascismo: un informe expone cómo las empresas de desokupación son el brazo político de la ultraderecha 

La presencia de militantes nazis y de extrema derecha en las empresas de desokupación no es una excepción, es una constante.

La relación entre las empresas de desokupación y la extrema derecha es más profunda de lo que parece. Un informe de Sistema 161 revela que más del 40% de estas empresas tienen militancia fascista directa, cifra que sube al 55% si se incluyen simpatizantes de la ultraderecha. Este artículo analiza el trasfondo político y social de estas compañías y cómo se han convertido en una herramienta ideológica para la expansión del discurso ultraconservador.

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DESOKUPACIÓN: UNA COBERTURA LEGAL PARA LA VIOLENCIA FASCISTA

Las empresas de desokupación surgieron como una respuesta empresarial al aumento de la okupación en el contexto de la crisis económica de 2008. La narrativa que las sostiene es sencilla: defender la propiedad privada y devolver la «seguridad» a los barrios frente a la «amenaza» de okupas e inmigrantes. Este discurso encaja perfectamente en la lógica de la extrema derecha, que ha encontrado en la desokupación una plataforma para imponer su agenda ideológica bajo una aparente legalidad.

El informe de Sistema 161 señala que las empresas de desokupación operan en un vacío legal. Aunque la okupación en sí misma es un delito que debe resolverse mediante procesos judiciales, estas compañías actúan al margen de la ley, recurriendo a la intimidación y la violencia física. El modus operandi recuerda a las tácticas empleadas por los grupos fascistas en los años 30: uso de la fuerza, despliegue militarizado y creación de una narrativa de «orden y seguridad» para justificar la violencia.

El caso de Desokupa es paradigmático. La empresa dirigida por Daniel Esteve ha estado en el centro de numerosas polémicas, no solo por sus métodos agresivos, sino por las conexiones de Esteve con figuras de la ultraderecha y los grupos ultras. Desokupa no solo ha empleado a miembros activos de movimientos fascistas, sino que ha patrocinado y participado en eventos donde la simbología nazi y ultranacionalista era evidente.

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VÍNCULOS DIRECTOS CON GRUPOS ULTRA Y NEONAZIS

El informe detalla casos concretos que confirman la relación entre empresas de desokupación y el mundo ultra:

  • Daniel Toledo (Jacaré), una de las caras visibles de Desokupa, tiene un pasado vinculado al Frente Bokerón, grupo ultra del Málaga CF. Sus tatuajes con referencias a Mussolini y a la iconografía fascista italiana evidencian su vinculación ideológica. Jacaré ha reconocido públicamente su simpatía por el Frente Bokerón.
  • David Emporio, otro miembro de Desokupa, ha sido fotografiado junto a figuras del Frente Bokerón y de grupos como Málaga 1487, una organización ultraderechista local.
  • Vicente Rico, trabajador de Hispaval (empresa de seguridad que colabora con Desokupa), fue condenado por las agresiones del 9 de octubre en Valencia, cuando varios miembros de los Yomus (grupo ultra del Valencia CF) atacaron a manifestantes antifascistas.
  • Enrique Castillo, vinculado a Desokupa y al Frente Bokerón, fue uno de los acusados por el asesinato de Pablo Podadera en Málaga en 2020, un crimen perpetrado por ultras en el contexto de una pelea en la Feria de Málaga.
  • Triple A Control, empresa que ha trabajado con Desokupa, ha sido señalada por su vinculación directa con la extrema derecha. En 2024, Triple A Control fue contratada para proporcionar seguridad en el Orgullo de Madrid, lo que generó una fuerte polémica al descubrirse que varios de sus miembros tenían antecedentes por violencia fascista.

El informe señala además la relación directa entre Desokupa y el mundo de los deportes de combate, donde figuras como Jacaré o Enrique Castillo participan en eventos organizados por grupos ultras. El evento «Battlefield Málaga», patrocinado por Desokupa, contó con la presencia de miembros del Frente Bokerón y de la marca On Guard Attitude, vinculada al mundo hooligan y a la estética nazi.

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UN PROYECTO POLÍTICO DISFRAZADO DE SERVICIO PRIVADO

Lo que el informe de Sistema 161 deja claro es que el negocio de la desokupación no es solo una actividad empresarial, sino una estrategia política. La narrativa de «ley y orden» que promueven estas empresas encaja perfectamente con la agenda de la extrema derecha. El discurso de que las okupaciones están destruyendo España y de que es necesario tomar medidas extrajudiciales para restaurar la seguridad es calcado al que difunden partidos como Vox o Meloni en Italia.

Desokupa y empresas similares son, en la práctica, grupos parapoliciales al servicio de una ideología ultraconservadora y autoritaria. La combinación de violencia física, simbología fascista y discurso de seguridad convierte a estas empresas en una herramienta clave para la consolidación del fascismo en España.

El propio Daniel Esteve ha sido fotografiado en actos de Vox y ha manifestado públicamente su apoyo a Donald Trump y Santiago Abascal. En 2023, Desokupa fue patrocinadora de un acto de la organización ultraderechista Bastión Frontal en Madrid, donde se corearon consignas fascistas y se exhibieron banderas de la División Azul.

El peligro radica en la normalización de esta actividad. Las empresas de desokupación no solo operan al margen de la ley, sino que lo hacen con el respaldo y la complicidad de sectores políticos y mediáticos. La relación entre Desokupa y grupos ultras como el Frente Bokerón o Bastión Frontal es abierta y pública. Las fotografías de miembros de Desokupa realizando el saludo fascista o participando en eventos organizados por grupos neonazis son solo la punta del iceberg.

«La desokupación no es solo un negocio, es un proyecto político para imponer un orden fascista mediante la violencia y el terror.»

La conclusión es evidente: el auge de las empresas de desokupación es una señal del avance de la extrema derecha en España. La okupación ha servido de excusa para normalizar la presencia de grupos fascistas en el espacio público y justificar el uso de la violencia para imponer un orden autoritario. Las empresas de desokupación se han convertido en una herramienta para el fascismo, y mientras las instituciones miren hacia otro lado, el problema seguirá creciendo.

🔗 Consulta el informe completo de Sistema 161 para más detalles y nombres específicos.

1 Comment

  1. Pep

    La querian ilegalizar,pero, p.s.,no lo consintió…

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