La teoría de la hegemonía, desarrollada por el filósofo y político italiano Antonio Gramsci, ha sido una herramienta esencial para comprender cómo las ideas dominantes se perpetúan y mantienen el poder en la sociedad. Esta teoría se centra en cómo las clases dominantes utilizan la cultura y la ideología para consolidar su control y mantener a las clases subordinadas en una posición de subyugación. En este artícuñp exploraremos la relevancia de la teoría de la hegemonía de Gramsci en el contexto español y cómo se relaciona con la formación progresista.
Este artículo forma parte de una serie de textos incluidos en el especial “Taller de formación progresista”, que busca ofrecer herramientas y perspectivas críticas para aquellos y aquellas interesadas en construir una sociedad más justa e igualitaria.
HEGEMONÍA CULTURAL: UNA VISIÓN GRAMSCIANA
La hegemonía cultural, como la conceptualizó Antonio Gramsci, es una de las contribuciones más significativas al pensamiento político y social del siglo XX. Esta teoría se adentra en el complejo entramado de las relaciones de poder y cómo estas se manifiestan y perpetúan en la sociedad a través de la cultura y la ideología.
El concepto de hegemonía
Para Gramsci, la hegemonía no se refiere simplemente al dominio político o económico directo, sino a cómo una clase social, en particular la clase dominante, logra establecer y difundir sus valores, normas y creencias en toda la sociedad. Estas ideas y valores se convierten en el “sentido común” aceptado, y son internalizados por las clases subordinadas, llevándolas a consentir su propia dominación. Es un proceso más sutil y sofisticado que la simple coerción, ya que implica la persuasión y el consentimiento.
Instituciones y la construcción de la hegemonía
Gramsci identificó a las instituciones culturales y educativas como los principales vehículos para la construcción y mantenimiento de la hegemonía cultural. Escuelas, universidades, medios de comunicación, iglesias y otras instituciones desempeñan un papel crucial en la difusión de la ideología dominante. A través de estas instituciones, las ideas y valores de la clase dominante se presentan como universales y neutrales, ocultando su naturaleza de clase.
La contrahegemonía y la lucha cultural
Sin embargo, Gramsci también reconoció la posibilidad de resistencia y cambio. Aunque las clases subordinadas pueden internalizar las ideas dominantes, también tienen la capacidad de desarrollar una “contrahegemonía” o una alternativa cultural y ideológica al status quo. Esta lucha cultural es esencial para cualquier movimiento progresista que busque transformar la sociedad. La creación de espacios culturales alternativos, la promoción de nuevas formas de educación y la construcción de alianzas entre diferentes grupos subordinados son esenciales para desafiar y eventualmente transformar la hegemonía cultural existente.
Gramsci en el contexto contemporáneo
La teoría de la hegemonía cultural de Gramsci sigue siendo relevante en el mundo contemporáneo. Vivimos en una era de globalización y comunicación masiva, donde las ideas y valores se difunden rápidamente a través de las fronteras. Las corporaciones multinacionales, los medios de comunicación y las instituciones financieras internacionales a menudo promueven una forma de hegemonía cultural que favorece el neoliberalismo y el consumismo. Sin embargo, también hemos visto el surgimiento de movimientos contrahegemónicos, desde protestas contra la austeridad hasta movimientos por la justicia racial y de género, que buscan desafiar y transformar las ideas y valores dominantes.
LA HEGEMONÍA EN EL CONTEXTO ESPAÑOL
La teoría de la hegemonía cultural de Gramsci, aunque originada en el contexto italiano del siglo XX, tiene aplicaciones y resonancias profundas en la historia y la política contemporánea de España. A lo largo de los años, España ha experimentado diversas luchas por la hegemonía cultural, desde la imposición de valores durante la dictadura franquista hasta los debates actuales sobre identidad, nacionalismo y memoria histórica.
La era franquista: Imposición y resistencia
Durante la dictadura franquista, que se extendió desde el final de la Guerra Civil en 1939 hasta la muerte de Francisco Franco en 1975, la hegemonía cultural fue una herramienta clave para consolidar el poder del régimen. A través de la censura, la educación y la propaganda, el régimen promovió una visión particular de España: católica, unitaria y anticomunista. Las lenguas y culturas regionales, como el catalán, el gallego y el euskera, fueron reprimidas en favor de una identidad española homogénea.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, surgieron formas de resistencia cultural. En las regiones, en las universidades y en los círculos artísticos y literarios, las y los españoles buscaron formas de desafiar y subvertir la hegemonía franquista, creando espacios de expresión alternativa y manteniendo vivas las tradiciones y memorias prohibidas.
La Transición y la lucha por la narrativa
Con la muerte de Franco y el inicio de la Transición a la democracia, España experimentó una lucha intensa por la hegemonía cultural. ¿Cómo se recordaría y representaría la dictadura? ¿Qué valores y narrativas dominarían en la nueva España democrática? Durante este período, hubo un esfuerzo consciente por promover una narrativa de “reconciliación” y “olvido”, evitando enfrentar directamente los crímenes y las injusticias del pasado.
A pesar de esto, en las últimas décadas, ha habido un resurgimiento del interés en la memoria histórica, con movimientos y organizaciones que buscan recuperar la memoria de las víctimas del franquismo y desafiar la narrativa oficial de la Transición.
Hegemonía en la España contemporánea
En la España actual, la lucha por la hegemonía cultural continúa en muchos frentes. Los debates sobre la identidad nacional, el papel de la monarquía o la memoria histórica son cuestiones centrales. La teoría de Gramsci nos ofrece una lente valiosa para entender estas luchas, recordándonos que la hegemonía nunca es completa o inmutable, sino que siempre está en juego y sujeta a desafío y cambio.
LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN PROGRESISTA
La formación progresista es esencial para desafiar y cambiar la hegemonía cultural. A través de la educación, la formación y la movilización, las y los progresistas pueden cuestionar las ideas dominantes y proponer alternativas que reflejen los valores y aspiraciones de las clases subordinadas.
En este sentido, la teoría de la hegemonía de Gramsci ofrece una hoja de ruta para las y los progresistas en España. Al entender cómo las ideas dominantes se perpetúan y mantienen el poder, pueden desarrollar estrategias para desafiar estas ideas y construir una nueva hegemonía cultural basada en la justicia, la igualdad y la solidaridad.
BIBLIOGRAFÍA
- El concepto de Hegemonía en Gramsci: Una propuesta para el análisis y la acción política.
- Hegemonía y lucha política en Gramsci: Selección de textos.
- LA HEGEMONIA DE LOS EXCLUIDOS: MATERIALES PARA UNA VIDA AUTENTICA.
- Libros de ANTONIO GRAMSCI.
1. La lucha de clases y su importancia en el pensamiento de izquierda
2. Teoría del Estado de Bienestar
3. El decrecimiento y su importancia ante el mundo actual | Taller de formación progresista
4. Teoría de la Modernidad Líquida de Bauman | Taller de formación progresista
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