«Necesitamos que aumente el desempleo. En mi opinión tiene que aumentar un 40-50%», digo Gurner.
Cuando Tim Gurner, prominente líder del coloso inmobiliario australiano Gurner, tomó el micrófono este pasado martes, probablemente no anticipó la conmoción que sus palabras causarían a nivel global. Abogando por un incremento en el desempleo del 40% o 50%, Gurner parece ansioso por reducir la «arrogancia» de los trabajadores. Sus declaraciones, «Necesitamos recordar a la gente que trabajan para el empleador y no lo contrario» o «Necesitamos que aumente el desempleo. En mi opinión tiene que aumentar un 40-50%» resonaron como un eco sordo durante un evento auspiciado por The Australian Financial Review.
El Community Manager de la reconocida editorial Capitán Swing no tardó en señalar la obviedad: las declaraciones de Gurner son la representación fiel de un capitalismo que raya en la sociopatía, un sistema que algunos están dispuestos a impulsar sin límites. El propio Gurner fue más allá, insinuando que las y los trabajadores deberían ser más dóciles y recordar su «lugar», mencionando: «Necesitamos ver dolor en la economía«.
Al analizar las cifras, Gurner no dudó en atribuir la disminución de la productividad, tras la pandemia, a las y los trabajadores, argumentando que decidieron relajarse durante ese período crítico. Su visión no sólo ignora la tenacidad y adaptabilidad de millones, sino que también pasa por alto el trauma y el miedo que han acompañado a esta crisis global.
Y yo necesito ver a Tim Gurner en la pobreza absoluta, a ser posible endeudado de por vida y en paro.
— Otrosvendrán (@Otrosvendran) September 12, 2023
Y al cabo de los años necesitaría preguntarle qué opina de estas bellas palabras. https://t.co/BTk38whTvl
EL RETRATO DEL «AGRADECIDO EMPLEADO»
El magnate australiano parece creer que el principal problema del mercado laboral es la percepción invertida de la relación empleado-empresario. Sugiere que las y los trabajadores sienten que los empresarios deberían considerarse afortunados de tenerlos y «esto es algo que debe cambiar». Según Gurner, para alcanzar un estado de «normalidad», hay un llamado global a deteriorar la economía y aumentar el desempleo.
Gurner también alarmó con su comentario sobre los presuntos «despidos masivos» que ya están en marcha. Argumentó que estos despidos resultarán en menos «arrogancia» en el mercado laboral y un equilibrio en los costes.
Por si sus declaraciones no fuesen lo suficientemente controversiales, Gurner optó por caricaturizar las expectativas de la juventud. Según él, las y los jóvenes desean vivir una vida de lujos, insinuando que idolatran a celebridades como The Kardashians y aspiran a poseer automóviles Bentley.
CAPITALISMO AL DESCUBIERTO
Para muchos, Gurner se ha convertido en el emblema del problema. Sus palabras reflejan una desconexión profunda con las realidades diarias de las y los trabajadores. Ignora que los beneficios corporativos han aumentado en los últimos años, mientras que los salarios de la clase trabajadora apenas han visto un incremento. Es una crítica contundente al capitalismo, un sistema que, en manos de individuos como Gurner, busca perpetuar desigualdades y consolidar el poder en unos pocos.
La actitud de Gurner destaca la urgencia de replantear cómo permitimos que el capitalismo opere, especialmente cuando las y los trabajadores, el verdadero motor de cualquier economía, son vistos como meras cifras en una hoja de balance y no como seres humanos con aspiraciones, deseos y derechos.
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