Aunque una renuncia o una destitución no solucione el problema de raíz, enviaría un mensaje claro: no hay lugar para el machismo en el deporte.
En un deporte que ha luchado, con garras y dientes, por evolucionar, Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, ha llevado la pelota al tejado equivocado. No es la primera vez que Rubiales está en el ojo del huracán. Pero, esta vez, su conducta ante Jenni Hermoso, jugadora de la selección femenina, ha sacudido los cimientos de la esfera futbolística. ¿Basta con disculpas? Para Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, la respuesta es un rotundo no. «Lo que vimos fue un gesto inaceptable». Sánchez no se quedó ahí, añadiendo que las excusas presentadas no alcanzaban la talla de lo ocurrido.
Rubiales, en lugar de apaciguar los ánimos, los inflamó aún más con declaraciones vagas y tibias. «Aquí lo veíamos algo normal, pero fuera ha habido revuelo». Aquí surge la interrogante: ¿Es esta la mentalidad que lidera nuestra federación? Las y los jugadores merecen un líder que comprenda la gravedad de sus acciones y no que las justifique.
CAMINO AL CESAR A RUBIALES: PROCESOS Y MECANISMOS
Es evidente que el clamor para que Rubiales abandone su posición ha crecido. Políticas y políticos, entidades feministas y hasta colegiados han levantado su voz. Pero la realidad es que esta no es la primera mancha en su carrera. Su historial, lleno de sombras y escándalos, lo presenta como un personaje que evade la responsabilidad.
María José López, asesora jurídica de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), señala en Infolibre: «Lo normal, por decencia, sería que dimitiera, pero no lo va a hacer». Sin embargo, se abre un debate interesante: ¿Cuáles son las vías reales para destituirlo?
La moción de censura se perfila como una de las salidas. Al igual que el Congreso puede cesar al presidente del Gobierno, la Asamblea General de la RFEF tiene el poder de hacer lo propio con Rubiales. Pero las trabas son evidentes. «Las estructuras de la Federación son muy conservadoras», afirma López.
La fórmula más prometedora podría provenir del Gobierno. Si bien Pedro Sánchez asegura no tener poder directo sobre la Federación, López afirma que el Consejo Superior de Deportes, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, sí tiene la potestad de intervenir.
El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) podría abrir un expediente a Rubiales, especialmente por infringir normas contra la violencia, racismo, xenofobia e intolerancia en el deporte. «Todo el mundo ha visto las imágenes del beso, las pruebas están ahí», destaca López.
El hecho con Hermoso no es solo una acción aislada, es un reflejo de un sistema que necesita cambiar. Ya sea por decisión de Rubiales o por presión externa, la demanda es clara: el fútbol requiere líderes que respeten a todas y todos, sin excepción.
Para concluir, mientras que el destino de Rubiales permanece en el aire, el fútbol, como reflejo de la sociedad, nos recuerda que queda mucho camino por recorrer en la lucha contra el machismo y la intolerancia. Aunque una renuncia no solucione el problema de raíz, enviaría un mensaje claro: no hay lugar para el machismo en el deporte.
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