24 Nov 2024
DESTACADA, INTERNACIONAL

Aleksandr Duguin, el faro fascista que guía a Rusia 

Alain de Benoist, Paul Gottfried, Steve Bannon, Richard B. Spencer… tienen algo en común: han contribuido a dar forma y contenido del discurso de la extrema derecha, muy especialmente a los movimientos políticos más modernos adscritos a este lado del espectro ideológico. Sin embargo, la tendencia es poner el demasiado el foco en Europa, dejando de lado a otras figuras muy importantes, como es el caso del ruso Aleksandr Duguin.

Por Adrián Justé en Al Descubierto

Rusia ha cobrado una gran importancia recientemente, con énfasis en 2014, por sus choques con las potencias occidentales y por sus conflictos con Ucrania. La invasión de este país por parte las tropas rusas ha terminado por trasladar el foco de la política internacional más al este de donde suele estar normalmente, lo que se ha traducido en multitud de análisis, artículos, escritos y reflexiones.

Y a pesar de que Vladimir Putin ha construido un relato para justificar su guerra en buena medida alrededor del concepto de “desnazificación” y de la lucha, por lo tanto, contra la ultraderecha, Rusia no está en absoluto exenta de este fenómeno.

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Pero, como suele suceder, la extrema derecha rusa tiene sus propias peculiaridades y con influencias muy diversas, desde los valores de la Iglesia Ortodoxa, el imperialismo zarista, la idealización de ciertos aspectos de la Unión Soviética… hasta la influencia de autores como Aleksandr Duguin, una figura rescatada por algunos medios occidentales como uno de los principales ideólogos del fascismo ruso.

Duguin es en sí mismo una figura controversial, tanto por sus particulares ideas y su obra, como por su influencia en la política rusa. Para algunos autores, Duguin es una figura clave a nivel ideológico y político en el panorama político ruso, o al menos lo fue; para otros, en cambio, es todo lo contrario: una figura residual pero fuertemente mitificada por los movimientos ultraderechistas.

Los inicios de Aleksandr Duguin: el Círculo Yúzhinski

الکساندر دوگین مشاور رئیس جمهور روسیه و فواد ایزدی کارشناس مسائل بین‌الملل

Aleksandr Duguin. Autor: Mehdi Bolourian, 14/02/2020. Fuente: Fars Media Corporation / CC BY 4.0

Aleksandr Duguin nació en 1962 en Moscú, en plena Unión Soviética y en el seno de una familia más bien privilegiada. Geliy Aleksándrovich Duguin, su padre, era un teniente general de la inteligencia militar soviética, y tanto él como su madre, Galina Viktorovna Dugina, eran versados en estudios universitarios.

No hay referencias de momentos destacables en su infancia. Los datos que se tienen proceden de los registros oficiales, de testimonios de amistades y familiares, y también por declaraciones del propio Duguin.

Se acercó a la rama militar, como su padre: cuando acabó la escuela secundaria, con 17 años, entra en el Instituto de Aviación de Moscú, pero es expulsado al segundo año por no superar las exigencias mínimas. Él diría posteriormente que le expulsaron por estar en desacuerdo ideológico con sus superiores.

Aunque su padre abandonó la familia cuando Duguin tenía solo tres años, al parecer tuvo un buen nivel de vida e incluso gozó de los contactos e influencias de su padre para librarse de la persecución de las autoridades soviéticas, teniendo cierto trato de favor. Al menos así lo relata el historiador Charles Clover (Black Wind, White Snow: The Rise of Russia’s New Nationalism, 2016).

Se sabe también que le gustaba la música y que participó en un grupo de rock juvenil donde ya se reflejarían algunas ideas políticas. En esta época ya adoptó el mote de «Hans Siever», en referencia a un investigador paranormal nazi, pseudónimo bajo el cual compuso e interpretó varias canciones.

Sin embargo, a nivel político uno de los puntos de inflexión fue su aceptación en «Círculo Yúzhinski». Se trata de un un grupo exclusivo de creencias esotéricas, satanistas, ocultistas y nazis que acogieron al joven Duguin en 1980, con 18 años, y al que pertenecían sus principales mentores en sus inicios políticos.

Uno de estos mentores fue Yuri Mamleev, que investigaba sobre estados alterados de la conciencia en seres humanos en momentos vitales extremos. Otro fue Heydar Dzhemal, que estudiaba el sistema de castas hindú y se acercó al fascismo y al nazismo. Otro mentor era también Evgeny Golovin, uno de los autores de los movimientos de derecha modernos en Rusia.

La influencia de estas personas fue crucial para la formación de las ideas tempranas de Duguin. Junto a Dzhemal, entró ese mismo año en la Orden Negra de las SS”, un nombre que no deja lugar a dudas sobre las principales ideas de esta organización. El grupo había sido creado por el propio Golovin, lo que facilitó que actuara de profesor y mentor de un joven Duguin.

Así, a lo largo de los años 80, Duguin cultivó un profundo apego a las ideas de extrema derecha, ultraconservadoras y anticomunistas, contrarias a la URSS. Se formó en lo que más tarde sería el núcleo del fascismo ruso y adoptó las ideas de la Escuela Tradicionalista. También se empapó de las ideas de Julius Evola, referencia del ocultismo nazi en Italia, euroasianista y una de las figuras reivindicadas por la extrema derecha moderna.

En 1988, Dzhemal y él, que había comenzado a trabajar como periodista, se unen a Pamyat (traducido como Sociedad de la Memoria o Frente Patriótico Nacional de Memoria), que sería la cuna del nacionalismo ruso de los siguientes años y cuna de la extrema derecha rusa. Estaba dirigido por Dimitri Vasilev, monárquico y fascista ruso que, de hecho, sigue liderando esta misma organización.

El Movimiento Civil Patriótico Panruso «Unidad Nacional Rusa» (UNR), uno de los principales partidos políticos de extrema derecha rusos (activo en la guerra del Donbass), nació en 1990 en este espacio político.

Duguin se desempeñó como ideólogo dando conferencias sobre “memoria”, mitología nórdica, etc., pero poco a poco fue abandonando este espacio ante la incipiente caída de la URSS. De hecho, es curioso que ayudó a redactar el programa del Partido Comunista de la Federación Rusa.

Partido Nacional Bolchevique y Eduard Limónov

Eduard Limónov. Autor: Svklimkin, 01/12/2016. Fuente: Wikimedia Commons / CC BY-SA 4.0

El fin de la Guerra Fría, la caída del bloque soviético y la disolución de la URSS abrió la puerta a muchas posibilidades políticas en el seno del país.

En aquella época, en Europa estaba surgiendo el movimiento de la Nouvelle Droite, la “nueva derecha” francesa, un intento de crear un nuevo espacio ultraconservador distanciado del fascismo clásico, de la derecha neoliberal y de la derecha democristiana. Un movimiento que tuvo como especial impulsor a Alain de Benoist, autor e ideólogo adscrito al think tank GRECE y autor de La Nueva Derecha (1981), considerado el padre de la extrema derecha moderna.

Estos intereses se ven en los textos que publicó. A inicios de los 90, las publicaciones de Aleksandr Duguin trataban sobre mitología, conspiración y ocultismo, influenciado por el “Círculo Yúzhinski” y por su pertenencia al grupo “Arktogeya”. Sin embargo, en 1994 escribe Revolución Conservadora, donde plasma sus ideas políticas más primitivas.

Es aquí donde ya se ve un rechazo al fascismo clásico y la búsqueda de una alianza y/o síntesis ideológicas entre posturas de extrema derecha y de extrema izquierda, una idea que importó del think tank de Alain de Benoist y su concepto de “alianza antisistema”. Es decir, Duguin buscaba una oposición a la modernidad occidental pero desarrollando su propia teoría política, en principio mediante la síntesis de elementos en aparente contradicción.

Por otro lado, las revistas y publicaciones ocultistas de Duguin pronto dieron un giro hacia el apoyo a las ideas de la “nueva derecha”, abandonando el carácter más ocultista y/o relegándolos a un segundo plano.

En 1993, funda junto a Eduard Limónov, también ideólogo de los círculos ocultistas en los que se movía Duguin, el Partido Nacional Bolchevique. La formación, asentada sobre la herencia nacionalbolchevique (abreviada nazbol) buscaba el resurgir de la URSS y de una economía de tipo marxista-leninista, pero bajo principios nacionalistas y ultraconservadores (si bien desterrando el supremacismo blanco y las teoráis raciales del nazismo clásico, que Duguin aborrecía).

La bandera del partido lo decía todo: era una copia de la bandera nazi, pero con la hoz y el martillo comunista en lugar de la esvástica.

Tras un breve tiempo en la clandestinidad, el partido protagonizó una actividad política bastante alta, llegando a formar el Frente de Salvación Nacional junto a otros grupos, pero también varias polémicas y altercados violentos. Además, tuvo una influencia considerable en la contracultura rusa de la época, especialmente en la escena musical, adoptando una estética punk.

Las revistas dirigidas por Duguin y Limónov (Limonka) se convirtieron de facto en las publicacionespropagandísticas del Partido Nacional Bolchevique y sus ideas.

En 1996, Duguin escribe Misterios de Eurasia, donde se adhiere a una idea que nunca abandonará: la creación de una Gran Rusia, un territorio que una a Europa y a Rusia en una misma nación-Estado. Sin embargo, la obra que le dará más fama es Fundamentos de Geopolítica, en 1997.

Duguin estaba convencido que la manera de oponerse a la hegemonía estadounidense en Europa y, por ende, a las ideas modernas pro-occidentales que, a su juicio, eran destructivas, estaba en la creación de esta “nueva derecha” radical. Y que era necesario construir una “Gran Rusia” en base a principios nacionalistas y patrióticos.

Historiadores coinciden que la formación política e ideológica de Duguin en los años 90 fue consecuencia del contacto con este movimiento político, al que se adscribieron líderes como Jean Marine Le Pen (Frente Nacional, Francia) o Blas Piñar (Fuerza Nueva, España).

Así, Duguin trató de aunar estas estrategias, discursos e ideas al contexto ruso, junto a la idea de Eurasia y el nacionalbolchevismo, una suerte de fascismo patrio que recogiera la herencia soviética bajo la bandera del nacionalismo y el conservadurismo más radical. Estas ideas, especialmente las relacionadas con Eurasia o la «Gran Rusia», estaban a su vez inspiradas en la mitología nórdica e influenciadas por su entorno ocultista. Aquí se inspiró también en las ideas del autor y co-fundador de un grupo ocultista alemán Herman Wirth y colaboró estrechamente con el periodista francés de extrema derecha Christian Bouchet.

En el mismo año 1997, un artículo suyo publicado fue otra declaración de intenciones: Fascismo: sin fronteras y rojo. En una entrevista, declaró que los derechos humanos y las libertades civiles no son valores universales, sino un producto de la cultura occidenal.

En 1998, ahogado por enormes disputas internas, crisis de liderazgo y un funcionamiento que historiadores describen de sectario, Duguin, que había sido desplazado progresivamente del Partido Nacional Bolchevique, abandona la formación junto con sus seguidores más leales. Curiosamente, esto significó un progresivo abandono de las tesis más derechistas de la organización, que tildaron al ideólogo de fascista.

El movimiento euroasiático y Cuarta Teoría Política

Eurasia tal y como la concibe el movimiento euroasiático. Autor: Monsieur Fou, 10/10/2012. Fuente: Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0

Para finales de los años 90, Aleksandr Duguin había publicado ya numerosos artículos y escritos con sus ideas, acudía a varios espacios políticos a dar conferencias y charlas y recibía cierta atención. Fue también protagonista y director de algunos programas de radio rusos. Sus publicaciones Nuestro Camino y Patria absoluta, ambos de 1999, recibieron bastante atención, y hacían énfasis en conceptos euroasianistas.

El premio gordo le llegó en 1998 cuando pasó a ser asesor del presidente de la Duma Estatal, Gennady Seleznev. Poco después, en 1999, fue nombrado presidente de la sección de experiencia geopolítica dentro del equipo asesor. Aunque su influencia en el aparato político e institucional de Rusia todavía se discute, parece claro que esto dio acceso a Duguin a una considerable red de contactos y a muchos recursos. Estos cargos los mantuvo hasta 2003.

También fue nombrado profesor de Filosofía Política de la Universidad Internacional de Ecología y Ciencias Políticas, y también miembro honorario de la «Asamblea Económica y Filosófica» del Centro de Relaciones Públicas de la Universidad Estatal de Moscú.

En los primeros años de la década de los 2000 se centra en desarrollar sus ideas basadas en el euroasianismo y en crear un espacio político alrededor de este concepto. En 2001 fundó el Partido Eurasia y, poco después, el Movimiento Internacional de Eurasia, que trataba de desarrollar una red de diferentes países que apoyaran este concepto. En 2005 creó su sección juvenil, Unión de la Juventud Euroasiática de Rusia, a través de la cual desarrollo actividades lúdicas y culturales con las cuales atraer a las nuevas generaciones a sus ideas. Estas ideas llamaron mucho la atención en los entornos más conservadores, especialmente sectores de la Iglesia ortodoxa rusa, élites militares y ciertos espacios políticos.

Poco a poco, no obstante, comienza a rescatar de nuevo sus ideas nacionalbolcheviques. En una conferencia de 2007, habla por primera vez de lo que denomina «cuarta teoría política». Según Duguin, ha habido tres grandes teorías políticas que han influido al mundo a lo largo de la Historia: el liberalismo, el comunismo y el fascismo, cada una intentando oponerse a la anterior, y las tres habían fracasado. Así, Duguin propuso una «cuarta teoría». Al año siguiente, realizó una conferencia con Alain de Benoist en la Facultad de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú dedicado a esta teoría, conferencia que se repitió más veces.

También en 2007, Duguin y su organización juvenil eurasiática fueron prohibidas en Ucrania.

Así, su actividad política se volvió progresivamente más académica. En 2008 pasa a formar parte de la Universidad Estatal de Moscú como profesor y es nombrado presidente del Centro de Investigación Conservadora. Desde entonces, ha dedicado buena parte de su tiempo a dar clase, conferencias, charlas y otras formas de divulgación en diferentes plataformas (radio, vídeo, libros, artículos…).

Finalmente, en 2009 escriba la que será también una de sus obras más influyentes: Cuarta Teoría Política, donde expone y sintetiza sus ideas políticas, mezclando elementos soviéticos y comunistas (principalmente la cuestión económica, el rechazo a las jerarquías entre personas y el rechazo al racismo y al supremacismo), elementos ultraconservadores y fascistas (tradicionalismo en todas sus formas, forma de gobierno…) y euroasianismo. Sus ideas han sido descritas como una adaptación de la nueva derecha radical europea y estadounidense al contexto ruso, agregando elementos soviéticos y del imperialismo ruso.

Duguin, últimos años y presente

En la siguiente década, Duguin intentó que sus ideas traspasaran fronteras. Así, a lo largo de la última década, ha recorrido Europa reuniéndose y tomando contacto con diferentes partidos políticos, la mayoría de extrema derecha, como por ejemplo Amanecer Dorado de Grecia (ya disuelto), Jobbik de Hungría, Agrupación Nacional de Francia, Unión Nacional de Ataque de Bulgaria o el Partido de la Libertad de Austria. Otros autores afirman que se reunió también con Steve Bannon, en 2018, el que fuera asesor de Donald Trump durante la campaña electoral de 2016 y uno de los principales ideólogos de la «alt-right».

Pero con estos contactos y encuentros también buscaba influir sobre la política exterior. Y es que Duguin siempre ha buscado en sus posturas apoyar al gobierno de Vladimir Putin, especialmente en este ámbito (siempre fue crítico en otros, como en el campo económico). Duguin, como defensor de la «Gran Rusia», se ha mostrado a favor de la expansión territorial del país por diferentes vías, apoyando al gobierno en la guerra de Georgia en 2008 (momento en el que se hizo la famosa fotografía con un lanzacohetes en Osetia del Sur) y en la anexión de Crimea en 2014 tras la crisis del mal llamado Euromaidán.

En 2014, la BBC publicó que Duguin había sido uno de los ideólogos de la anexión de Crimea, e incluso había vaticinado que Rusia entraría en guerra con Ucrania para su completa anexión, a lo que a su juicio estaba totalmente justificado. Varios medios reportaron que la implicación de Duguin en este conflicto y en la insurrección de las autoproclamadas Repúblicas de Donetsk y Lugansk en el Donbass fue total, teniendo contacto con varios insurgentes de la región e incluso dando asesoramiento a las milicias para conseguir la independencia.

La polémica con Duguin estalló definitivamente cuando pidió el «genocidio» para los ucranianos, o cuando aconsejó a los dirigentes de las repúblicas del Donbass que se unieran en la confederación de Nueva Rusia bajo la forma de una dictadura. En este tiempo, criticó a Putin por ser demasiado blando y no intervenir en la región para ayudar a las milicias republicanas. El propio Duguin declaró en 2014 que el conflicto con Ucrania era una oportunidad de crear la «Gran Rusia». Por estos motivos, Duguin fue incluido en 2014 en la lista de sanciones europeas, y en 2015 también en Estados Unidos.

Numerosos analistas coinciden en la influencia tanto de Aleksandr Duguin como sus ideas en el posterior desarrollo de conflicto en Ucrania, especialmente en la extrema derecha rusa, que ha abrazado buena parte de sus postulados. De hecho, varios grupos ultraderechistas como las juventudes del Partido Eurasia enviaron voluntarios a luchar en el Donbass. También ha tenido una gran influencia la Unidad Nacional Rusia, nacida del mismo círculo de influencia que Duguin. Además, Duguin apoya el relato de que Ucrania es un país nazi y que hay que «desnazificarlo», aplaudiendo su invasión por parte de Rusia.

De hecho, en esta época, su radicalización fue patente, abandonándose ante teorías de la conspiración. Una de las más mencionadas ha sido la de la existencia de una «quinta columna», esto es, que los grandes males de Rusia (incluyendo la disolución de la URSS o la llegada al poder de Boris Yeltsin) se deba a la existencia de agentes extranjeros que operan en el territorio bajo la apariencia de rusos. Bajo la excusa de la «quinta columna», Duguin ha señalado y atacado verbalmente en sus escritos a diferentes personalidades y grupos. Llegó a decir en 2014 que todo aquel que no apoya a Putin es un «enfermo mental».

Incluso inventó el concepto de «sexta columna»: gente que apoya a Putin y que es cercana a él pero que le exige que ponga en marcha políticas liberales.

De esta época salieron otras declaraciones polémicas, como la física y la química son «ciencias demoníacas» de occidente y que había que quemar todos los libros de texto sobre estas disciplinas, o que era necesario prohibir y eliminar Internet al completo porque «no aporta nada bueno a nadie». Su obra La venganza euroasiática de Rusia, de 2014, refleja muy bien su evolución.

En 2016 fue nombrado editor jefe de Tsargrad TV, una cadena de televisión del grupo empresarial de Konstantin Malofeed, magnate ruso dirigente de un gran grupo de inversión y de un grupo mediático bajo el que operan sitios y cadenas de extrema derecha. Es, además, presidente del Congreso Internacional de las Familias, un centro neurálgico de diferentes organizaciones ultraconservadoras de todo el mundo, como Hazte Oír o CitizenGo.

Llamado «Oligarca de Dios», un informe del Foro Parlamentario Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (EPF) publicado en junio de 2021, titulado Tip of the Iceberg, lo relaciona como un elemento clave en la financiación de partidos y grupos de extrema derecha de Europa, como Vox en España o la Liga de Italia, entre otras. En 2017, Duguin fue destituido de este puesto, pero permaneció en el Consejo de Supervisión de Medios del grupo mediático.

Entre 2019 y 2020, plataformas como Google y Facebook comenzaron a ponerse serias en el bloqueo de contenidos de odio, lo que se tradujo en el cierre de varios canales asociados a Tsargrad TV. También fue cerrado el canal de YouTube de Aleksandr Duguin poco antes de que se celebrara un congreso sobre la Cuarta Teoría Política en agosto de 2020. En 2022, estas sanciones salpicaron a su hija por ser la editora jefe United World International (UWI) que, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, guarda relación con la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016 a través de la personalidad de Yevgeny Prigozhin.

En general, estas polémicas y declaraciones han provocado que sea progresivamente apartado de ciertos entornos. Además de su despido de Tsargrad TV, también estuvo muy cerca de ser cesado de la docencia de la universidad, pero se achacó a un error administrativo.

Duguin: neofascismo ruso y europeo

Putin El Presidente De Rusia - Imagen gratis en Pixabay

Como se ha dicho anteriormente, la influencia de Aleksandr Duguin es todavía muy discutida. Hay quien sostiene que simplemente se trata de un autor que ha tratado de importar y sintetizar ideas preexistentes, a menudo contrapuestas entre sí, en un intento por que las ideas ultraconservadoras ganen peso en la sociedad rusa y poder desarrollar un corpus teórico que sostenga el imperialismo ruso. Además, buena parte de analistas insisten en que la influencia política de Duguin es muy limitada en el espacio y en el tiempo.

Hay otros autores que, al contrario, consideran que es una figura referencial de la extrema derecha. Se basan en que Aleksandr Duguin articuló un discurso contrario a las élites occidentales (globalistas), al progresismo y centrado en la clase trabajadora ya en los años 90, cuando la «derecha alternativa» todavía no había eclosionado como lo ha hecho hoy, y que al igual que Steve Bannon o Donald Trump inspiraron la estrategia política de las fuerzas ultraderechistas más «atlantistas» y cercanas a Occidente, Duguin inspiró a las más cercanas a Rusia y las que rechazan a Estados Unidos y la hegemonía cultural occidental.

Además, es de lejos uno de los autores políticos más conocidos en Rusia y sus libros han sido leídos por generaciones enteras de jóvenes políticos. Sus ideas han sido coincidentes y seguidas por diversas organizaciones y líderes políticos, incluyendo el propio Vladimir Putin. En 2014, la revista Foreign Affairs lo llamó «El cerebro de Putin».

Por otro lado, parece obvio que las tesis nacionalbolcheviques ha alimentado el llamado espacio rojipardo en Europa. De hecho, Duguin ha reverenciado a autores como el italiano Diego Fusaro, que intentan defender una suerte de izquierda con elementos conservadores. En 2019, en una entrevista para El Confidencial, Duguin esgrimió que el liberalismo occidental es el verdadero enemigo, y que en esa empresa, las derechas e izquierdas antiliberales debían unirse por un objetivo común (lo que constituye la idea central de la Cuarta Teoría Política). Por ejemplo, aplaudió el acuerdo de gobierno entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga de Matteo Salvini.

Sin embargo, a pesar de las piruetas que da Duguin a la hora de formular sus teorías e ideas políticas, la inmensa mayoría de politólogos y expertos en ciencia política catalogan la «cuarta teoría» de Duguin como una forma de fascismo moderno con elementos que la hacen más accesible al contexto ruso. La puesta en práctica de sus ideas devendría, de hecho, en una suerte de estado protofascista e imperialista repleto de contradicciones. Y es por ello que se ha convertido en una de las figuras referenciales para la extrema derecha rusa y prorrusa en todo el mundo.

Aleksandr Duguin es, en resumen, un ideólogo y autor que, en el momento indicado y en lugar propicio, supo leer el contexto político de su época, acercarse a los entornos apropiados y articular un discurso y unas ideas que constituyeran una «extrema derecha moderna» en Rusia. Pero que, al final, no deja de ser eso: un discurso de odio disfrazado de modernidad.