Un hombre armado con un rifle y una pistola ha disparado y matado a varias personas hasta que ha muerto, no se sabe si suicidado o abatido.
Al menos cinco personas murieron y varias resultaron heridas este miércoles en un tiroteo ocurrido en un hospital de la ciudad estadounidense de Tulsa (Oklahoma), en el que el agresor perdió la vida, informó la Policía local.
“Tenemos cuatro civiles que están muertos y tenemos un tirador que está muerto”, dijo el vicedirector de la policía de Tulsa, Jonathan Brooks a los medios. Brooks especificó que las primeras investigaciones apuntan a que el agresor se disparó a sí mismo.
Según aseguró el concejal del Ayuntamiento Jayme Fowler al canal CNN, el asaltante, que portaba un rifle y una pistola, estaba buscando a un médico que trabajaba en lugar.
El capitán Richard Meulenberg dijo a ABC News que la Policía de Tulsa recibió una llamada sobre un hombre con un rifle en el segundo piso de un edificio del campus médico y que “se convirtió en una situación de tirador activo”.
Cuando los agentes llegaron al lugar de los hechos, “se encontraron con que algunas personas habían recibido disparos”. Un par de ellas estaban muertas en ese momento”, dijo Meulenberg.
“También encontramos a quien creíamos que era el tirador y seguimos creyendo que es el tirador, porque llevaba un rifle largo y una pistola”, añadió Meulenberg.
Las matanzas en Estados Unidos radicalizan a la ultraderecha europea que «acumulan armas y se fanatizan en las redes»
A raíz y albor de las matanzas en Estados Unidos, una lacra que está dejando sendos episodios de barbarie y, comúnmente, fanáticos del supremacismo blanco.
Esta ideología del odio pervive ferviente en Europa, donde la incitación al odio, la violencia extrema y contra colectivos vulnerables se encuentra en pleno apogeo.
Una reciente investigación reciente deja latente que «una o varias células compuestas por personas alineadas ideológicamente que podrían estar captando y adoctrinando a otros sujetos con el fin de cometer acciones violentas destinadas a subvertir el orden constitucional».
Durante diversos registros en países como Alemania o España han incautado armas y simbología de carácter fascista y neonazi.
«Dada la creciente gravedad del fenómeno en otros países occidentales, es necesario prestarle atención también en España, a fin de tomar las medidas preventivas necesarias», señala un informe publicado en febrero pasado por el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, con sede en Vitoria-Gasteiz.
En un detallado estudio, los historiadores Juan Avilés Farré y José Luis Rodríguez Jiménez, presentado por Público, destacan que «el rasgo más característico del nuevo terrorismo ultraderechista es que quienes cometen atentados son actores solitarios que no forman parte de organizaciones, pero que están muy conectados, incluso a nivel transnacional, a través de las redes online».
El documento detalla que «en 2019 se contabilizaron en España 1.706 delitos de odio, incluidos 320 de lesiones, pero afortunadamente ningún homicidio; el 35% del total tuvo una motivación ideológica y el 30% racista o xenófoba». En cualquier caso, los autores del informe remarcan que la Fiscalía no distingue aquellos delitos de odio «cuya motivación responde a una determinada ideología», lo que dificulta conocer su verdadero alcance.
Sus autores apuntan que actualmente «existe un debate acerca del grado de similitud entre delitos terroristas y delitos de odio». «Lo cierto es que, en muchos países occidentales, la violencia de extrema derecha tiende a ser considerada como delito de odio, por lo que su gravedad resulta menos visible», subrayan.
Los mensajes de Vox sobre la conspiración de ‘el gran reemplazo’, la teoría racista extremista de la ultraderecha
El auge de la extrema derecha en los últimos años ha venido a coincidir también con una proliferación de las teorías conspiracionistas, así como de sus adeptos.
«En el universo de las conspiraciones, se pueden encontrar desde sectas como los Illuminati o los masones, hasta teorías de la conspiración como la del ‘Gran Despertar’ de QAnon o la reciente teoría de la Plandemia», explican desde Al Descubierto.
De entre todas estas teorías, una que en el mundo hispanohablante ha pasado desapercibida pero que está ganando cada vez más fuerza, no solo por difundirse de manera consciente, sino también por estar detrás de buena parte del argumentario ultraderechista, es la de «El Gran Reemplazo», teoría bajo la cual ya se han perpetrado matanzas – como la de Buffalo – y que alientan partidos como Vox.
«Existe una voluntad real en Bruselas de poner en marcha un reemplazo poblacional en Europa». Con estas palabras se dirigió Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política y eurodiputado del partido de extrema derecha español Vox a decenas de jóvenes que habían acudido a la segunda edición de Campus ECR, un evento promovido por el grupo parlamentario europeo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) que se celebró en Sevilla.
No ha sido el único, Abascal, afirmaba que ««El Plan 2050 es un plan de inmigración masiva y sustitución poblacional que importará varones en edad militar desde África»». Y siempre ha abogado por esta «lucha».
Macarena Olona también ha sido otra de sus integrantes que se ha posicionado dentro de dichos parámetros y argumentos cargados de racismo.
Es la regla general del partido, que se promulga desde su estructura y raíz: «Se llama sustitución demográfica. Y es un drama».
La teoría del gran remplazo
“El gran reemplazo” es el nombre de la teoría conspirativa surgida del libro homónimo de Renal Camus.
En su obra estrenada en 2011, el polémico escritor francés sostiene la existencia de una élite global que conspira para sustituir a la población blanca, cristiana y europea.
La teoría del “gran reemplazo”, o la gran sustitución, asegura que la migración masiva aspira a sustituir a la población blanca.
Esta oscura teoría racista plantea que negros, hispanos, judíos o musulmanes u otros posibles grupos sociales, buscan reemplazar a los blancos cristianos, quitarle sus vidas, eliminar su raza e incluso su religión, su poder. Los «otros», las personas que no son blancas, son «invasores».
“Es la idea más inspiradora de violencia masiva en los círculos de supremacistas blancos en este momento”, dijo al Times Heidi Beirich, cofundadora del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo. “Esta idea en particular ha reemplazado a casi todo lo demás en los círculos de la supremacía blanca para convertirse en la idea unificadora a través de las fronteras”, agregó.
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