Gran parte del Estado ha sufrido escasez de agua y sequía en los últimos meses.
La deforestación en la Amazonía brasileña ha aumentado casi un 22 por ciento con un área más de 13.000 kilómetros cuadrados arrasada en el lapso de un año, lo que supone la cifra máxima registrada en los últimos 15 años, según un balance del el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil.
Los datos han sido recabados a través del satélite del INPE, que constata que entre el 1 de agosto de 2020 y el 31 de julio de 2021 se perdieron 13.235 kilómetros cuadrados, “lo que marca un crecimiento, el tercero consecutivo desde la entrada del Gobierno de Jair Bolsonaro”, destaca el Huffington Post.
La relevancia de la cuestión radica en que la Amazonía es un importante depósito de dióxido de carbono, que es equivalente a la de Europa Occidental en tamaño, “pero el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ve en la región sobre todo un potencial económico sin explotar”, explica el medio.
En este contexto, Greenpeace ha advertido de que los datos de deforestación publicado este jueves estaban fechados el 27 de octubre, días antes de que comenzara la COP26, por lo que ha acusado al Gobierno brasileño de tratar de mejorar su imagen cuando ya era consciente de que se había batido otro récord de deforestación.
La UE presentó el miércoles una propuesta para restringir las importaciones de bienes con producción vinculada a la deforestación, que podría afectar a Brasil. Por su parte, la Asociación de Productores Agrícolas de Brasil ha emitido un comunicado en el que expresaba su indignación por la propuesta.
El fondo buitre Blackstone, responsable de parte de la deforestación del Amazonas
Según un reciente artículo de The Intercept, dos empresas brasileñas que son parcialmente propiedad de un importante donante del presidente de EE.UU., Donald Trump, y el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, tienen gran parte de responsabilidad en la continua destrucción de la selva amazónica.
«Una carnicería que se ha convertido en furiosos incendios que han captado la atención mundial», reza el artículo. Estas dos empresas son Hidrovias do Brasil y Pátria Investimentos, ambas propiedad de la compañía de inversión estadounidense Blackstone, cuyo cofundador y CEO es Stephen Schwarzman, un aliado cercano de Trump.
Según se informa en el texto, estas compañías «han arrebatado el control» de varias parcelas de tierra en la selva amazónica, construyendo una polémica carretera hacia su nueva terminal de embarque en Miritituba, dirigida por Hidrovias do Brasil, en el estado brasileño de Pará, para facilitar el cultivo y la exportación de granos y soja.
Hace unos meses, el gobierno del ultraderechista Bolsonaro anunció que Hidrovias do Brasil mejoraría una carretera en el Mato Groso, duplicando su capacidad de envío de granos a 13 millones de toneladas y potenciando la deforestación. «El desarrollo de la carretera en sí causa deforestación, pero lo más importante es que ayuda a hacer posible una transformación más amplia de la Amazonía convirtiendo selva en tierras de cultivo«, asevera el artículo.
«El esfuerzo por transformar a la Amazonía de una selva tropical en una fuente de ingresos para el agronegocio es fundamental para el conflicto, y está relacionado con los incendios que hoy se descontrolan«, insiste la nota.
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