La batalla contra el machismo y la violencia de género es responsabilidad de todas y todos, y es una que no podemos permitirnos perder.
La revolución tecnológica no solo nos ha traído avances y comodidades, sino también nuevas formas de perpetuar la violencia y el machismo. En una sociedad ya plagada de desigualdades de género, nos encontramos frente a un nuevo desafío: la violencia digital perpetrada con ayuda de la inteligencia artificial.
«Estamos hartas. Más de lo mismo, pero con diferente fachada», expresó con firmeza Marina Lobo en su reciente programa HECD. Y es que las agresiones no han desaparecido, simplemente han mutado y adaptado a las herramientas actuales. Recordemos el inaceptable comportamiento de la Real Federación Española de Fútbol, o el incidente en el que a una reportera se le tocó de forma inapropiada. Esos actos, aunque de naturaleza física, encuentran eco en los espacios virtuales.
La difusión de imágenes de jóvenes creadas mediante inteligencia artificial, en las que aparecen desnudas sin su consentimiento, es un acto de agresión que no solo es cruel, sino también peligrosamente invasivo. «Las fotos originales, compartidas en redes sociales, eran totalmente inocentes. Pero al regreso a la escuela, todo cambió», compartió una madre afectada por el caso de Almendralejo.
No es simplemente un acto de invasión a la privacidad, sino un recordatorio brutal de que, incluso en el espacio virtual, las mujeres y niñas no están seguras.
EL ROL DE LA COMUNIDAD Y EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA COLECTIVA
Los tiempos cambian, y aunque las agresiones persisten, la respuesta de la comunidad evoluciona. Las madres de las víctimas, con una valentía encomiable, no se quedaron de brazos cruzados. Se organizaron, utilizaron plataformas como WhatsApp para compartir información, buscar apoyo legal y hacer eco de la situación. «No vamos a permitir que la tecnología se convierta en un arma contra nuestras hijas», dijo una de ellas, subrayando la determinación de la comunidad de actuar.
Y aquí hay algo vital que destacar: el rol activo de las madres en la protección y denuncia. Pero, ¿y los padres? Es fundamental que los padres y madres, juntos, enfrenten esta situación y eduquen a las y los jóvenes sobre los peligros del mundo digital. El machismo y la violencia no desaparecerán si solo la mitad de la sociedad está activamente luchando contra ellos.
El impacto en la comunidad local de Almendralejo fue tal que el caso resonó a nivel nacional. España se enfrenta a un precedente sobre la violencia digital usando inteligencia artificial contra menores. Es momento de que las y los legisladores, las y los jueces, y la sociedad en general, tomen medidas enérgicas para proteger a las víctimas y sancionar a los responsables.
El machismo en la era digital, lejos de desaparecer, ha encontrado nuevas formas de manifestarse. Sin embargo, en la lucha contra él, también podemos usar la tecnología como herramienta de resistencia y denuncia. No debemos olvidar que, aunque las herramientas cambien, el objetivo sigue siendo el mismo: construir una sociedad justa, equitativa e inclusiva. La batalla contra el machismo y la violencia de género es responsabilidad de todas y todos, y es una que no podemos permitirnos perder.
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