A 23 años de ese momento, y con Netanyahu de nuevo en posiciones de poder, esta filtración cobra una relevancia significativa, poniendo en duda que se pueda negociar un proyecto basado en la paz con Israel.
En el año 2001, Benjamin Netanyahu fue captado en una entrevista que supuestamente había terminado. Lo que reveló en esos momentos, creyendo que las cámaras estaban apagadas, fue un vistazo sin filtros al plan que siempre tuvo para Palestina. Este incidente ofreció una perspectiva alarmante y profundamente reveladora de su postura, una que socavaba los esfuerzos de paz y comprensión mutua que caracterizaron los Acuerdos de Oslo.»
Los Acuerdos de Oslo, firmados en la década de 1990, representaron un rayo de esperanza para Palestina, prometiéndoles la entrega gradual de territorios, salvo en aquellas áreas con asentamientos de colonos israelíes o instalaciones militares. Sin embargo, las palabras de Netanyahu en 2001 expusieron una visión muy diferente, una que parecía desafiar el espíritu de Oslo y la búsqueda de una solución pacífica y justa. Nada sorprendente, por supuesto, pero sí lo es que lo diga delante de una cámara.
A 23 años de ese momento, y con Netanyahu de nuevo en posiciones de poder, esta filtración cobra una relevancia significativa, poniendo en duda que se pueda negociar un proyecto basado en la paz con Israel.
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
El experimento neerlandés: cuando el fascismo se disfraza de ensayo democrático
Meter a la ultraderecha en el Gobierno, aunque sea por la puerta de atrás, no es gobernabilidad: es claudicación.
El Pentágono quiere borrar a Harvey Milk: la cultura del odio se impone a cañonazos
Trump y Hegseth ordenan eliminar nombres LGTBI y antirracistas de los buques militares para imponer la “cultura del guerrero”
La trampa atlántica
Trump no quiere comercio justo. Quiere vasallaje. Y Bruselas, otra vez, se arrodilla.
Maternidad o barbarie
La libertad de no ser madre no debería escandalizar a nadie en 2025. Y sin embargo…
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos