Mosterín planteó para ellos una reeducación y transición hacia una vida honorable, sin tener que infligir dolor a seres inocentes.
Mosterín, respetado filósofo y antropólogo, quien falleció en 2017, dejó una huella indeleble en la lucha contra la tauromaquia. Su visión, la cual recuperaremos cada cierto tiempo, nos muestra que hay un camino más noble y justo que el de torturar animales por diversión.
El filósofo negaba la necesidad de perpetuar el sufrimiento de los toros para su protección. Proponía transformar las dehesas en parques naturales y nacionales, santuarios de vida en lugar de escenarios de dolor.
Pero no se olvidó de los toreros. ¿Qué hacer con ellos cuando ya no exista el toreo? Mosterín planteó, no sin cierto tono de sorna, ofrecer becas para su reeducación y formación profesional. Una transición hacia una vida honorable, sin tener que infligir dolor a seres inocentes.
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