No hay lugar para la equidistancia: o te posicionas del lado de la igualdad y los derechos humanos, o te conviertes, aunque sea por omisión, en cómplice de las ideologías de odio.
La reivindicación de la superioridad moral de la izquierda frente a las posturas fascistas no solo es necesaria, sino que es una obligación de quienes defendemos la justicia, la igualdad y la dignidad humana. Los ideales de la izquierda se centran en la inclusión, en el respeto a la diversidad y en la lucha contra la opresión, mientras que el fascismo ha demostrado históricamente ser una ideología de exclusión, discriminación y violencia. Como bien señaló Carlos Bardem, estar en contra de la homofobia, el fascismo o el racismo, siempre nos colocará en un plano moralmente superior a aquellos que abogan por estas nocivas ideologías.
El pensamiento de izquierdas, en su esencia, se alza como un bastión de defensa de los derechos humanos, promoviendo la justicia social, la equidad y la solidaridad. Por el contrario, el fascismo se caracteriza por su afán de superioridad, su tendencia a la discriminación y su naturaleza autoritaria. El compromiso con la igualdad y la justicia social implica, por tanto, una superioridad moral sobre las posturas que defienden la intolerancia, el odio y la exclusión. Como apuntó Bardem, si uno no se siente moralmente superior a un nazi, fascista o racista, se convierte en motivo de preocupación.
Las palabras de Bardem desencadenaron en su día un debate necesario. En un momento en que los discursos de odio y la intolerancia parecen ganar terreno, es imprescindible recordar que la defensa de los derechos humanos, de la igualdad y la justicia social, nos posiciona moralmente por encima de quienes promueven la discriminación y el odio. No se trata de una cuestión de ego o de presunción, sino de un compromiso firme con los valores que consideramos esenciales para una sociedad justa y equitativa. En esta batalla por la dignidad y la justicia, no hay lugar para la equidistancia: o te posicionas del lado de la igualdad y los derechos humanos, o te conviertes, aunque sea por omisión, en cómplice de las ideologías de odio.
Related posts
SÍGUENOS
La Tierra se encamina a perder 100.000 glaciares mientras continúa la inacción política
El calentamiento global no es una abstracción científica, es una cuenta atrás con nombres, fechas y consecuencias irreversibles
Trump demanda a la BBC, pero el periodismo se niega a ceder
El presidente de Estados Unidos vuelve a usar los tribunales como arma política contra un medio público que se niega a pedir permiso para contar los hechos.
Meloni y el camino del odio que gusta en la UE
Europa legitima la deportación como política y la ultraderecha italiana se frota las manos
Vídeo | La DANA que arrasó Valencia y la política que se escondió detrás de una mochila
Marina Lobo desmenuza el caos, las mentiras y la cadena de irresponsables
La mentira humanitaria: cómo Occidente troceó Sudán para después fingir sorpresa
Quinndy Akeju explica la historia que los titulares evitan
Seguir
Seguir
Seguir
Subscribe
Seguir