Las teorías de conspiración sobre el hundimiento del buque abarcan desde un cambiazo de buque hasta un asesinato encubierto
El 14 de abril de 1912, veinte minutos antes de la medianoche, el Titanic chocó con un iceberg y en el transcurso de tres horas se hundió en el Atlántico Norte. Un total de 1.503 personas perdieron la vida ahogadas o por hipotermia y solo sobrevivieron 705.
La teoría de conspiración que más fuerza ha cobrado en los últimos años defiende que el barco que se hundió no fue el Titanic, sino el Olympic, un barco con su mismas proporciones. La empresa inglesa propietaria del Titanic era White Star Line, y justamente en 1912 se encontraba en graves problemas. A principios de siglo se pusieron como objetivo crear los buques más grandiosos y lujosos, un proyecto del que nacieron tres barcos casi idénticos: el Titanic, el Britannic y el Olympic.
El Olympic tuvo un grave incidente con el buque de guerra HMS Hawke, que se acercó demasiado debido a la turbulencia de la hélice del Olympic colisionando con éste y provocándole graves desperfectos. Tras analizar los hechos, se declaró culpable del incidente al Olympic, por lo que el seguro no cubrió los gastos de la reparación. A los mandos iba el capitán Edward John Smith, el mismo que capitanearía también el primer y último viaje del Titanic.
Fue entonces cuando White Star Line, para evitar la bancarrota intentó cobrar el seguro haciendo trampas. Según la teoría de Robin Gardiner, el Olympic atracó en el puerto de Belfast para su reparación y ahí se produjo el cambiazo. Los trabajadores habrían intercambiado los rótulos y los botes salvavidas para hacer pasar el Olympic por el Titanic, que partiría en unos días.
Sin embargo, habría un pequeño problema y es que el Titanic costó 7.500.000 dólares, pero estaba asegurado por 5.000.000 de dólares. De haber sido cierta esta teoría la póliza se habría cambiado para tratar de cubrir el valor de la construcción del barco, tal y como indica el historiador Mark Chirnside. Además, el Titanic y el Olympic no eran exactamente idénticos.
Según otra de las teorías, el Titanic no se habría hundido tras el choque con un iceberg sino que habría rozado voluntariamente contra otro caro ultramarino que tenía las luces apagadas, pero algo salió mal y desde el Titanic divisaron en el horizonte un barco a unos 8 kilómetros de su posición y pensaron que era el Californian y chocaron contra él, mientras que el otro barco de Morgan estaba a 20 kilómetros esperando la llegada del Titanic.
El barco de rescate tardó en llegar más de lo previsto y los pasajeros utilizaron los botes salvavidas para evitar morir ahogados, unos botes que, según algunos de ellos, llevaban la inscripción Olympic.
Otra de las teorías más comentadas es que el Titanic no vivió un accidente, sino un siniestro preparado. Entre otros tripulantes había tres hombres importantes que iban a luchar contra la creación de la Reserva del Banco Federal de Estados Unidos, un organismo en el que J.P. Morgan tenía puestos muchos intereses y este podría haber sido el móvil del hundimiento premeditado del barco.
Pero el día antes de zarpar Morgan alegó estar enfermo y no poder viajar en el Titanic el fatídico día, sin embargo, tras la noticia del hundimiento se le encontró en un resort francés junto a su querida. A esto hay que sumarle que varios de los aristócratas del entorno de Morgan que tenían pasajes gratuitos para viajar en el Titanic cancelaron su viaje pocos días antes de que zarpase el navío.
La siguiente teoría involucra las puertas estancas de Titanic, que de haber sido abiertas el barco podría haberse asentado en una quilla uniforme y, con ello posiblemente mantenerse a flote el tiempo suficiente hasta que llegaran los buques de rescate.
Sin embargo, esta teoría tiene poca validez porque tras un análisis rápido se pudo comprobar que no había puertas estancas entre ninguno de los cuatro primeros compartimentos, por lo que era imposible que se redujese de forma significativa la concentración de agua que había en la proa.
Además, según algunos cálculos hechos por expertos demostraron que cualquier cantidad significativa de agua que hubiese ido a popa desde la cuarta sala de calderas habría provocado, de todas maneras, el hundimiento del transatlántico, y lo habría hecho, además, dejando al barco sin luz por más de una hora de tiempo extra acortando así el período de hundimiento en treinta minutos.
La última teoría defiende que lo que causó el trágico hundimiento del transatlántico no fue el choque contra un iceberg sino un fuego en las calderas que se habría iniciado incluso antes de abandonar los astilleros de Belfast, un problema provocado por un fallo humano que fue ocultado a los pasajeros del buque hasta que fue demasiado tarde. Según esta teoría el impacto contra el iceberg no habría causado un efecto tan devastador si no fuese porque el golpe se produjo en la zona debilitada por el fuego.
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