El análisis del caso por parte del periódico de Pedro J. Ramírez cojea y especula con tesis no probadas.
La Policía Nacional ha detenido a 13 personas por su presunta implicación en el asesinato homófobo del joven Samuel Luiz en A Coruña la madrugada del sábado gracias a las cámaras de seguridad que grabaron la paliza y al testimonio de varios de los testigos presenciales.
Una de las chicas que acompañaba a la víctima identificó en comisaría a la persona que inició la agresión al ver uno de los vídeos. Lina y Vanesa, amigas de Samuel, una de ella presente durante su agresión en persona y la otra a través de videollamada, han relatado a El Mundo cómo fue la agresión.
Lina y Samuel hablaban con Vanesa a través de una videollamada cuando «pasaron un chico y una chica juntos, de más o menos la edad de Samuel (Lina tiene dos años más), y él nos gritó que dejásemos de grabarles».
Samuel y Lina se apresuraron a explicarle al joven que se trataba de un error, y que simplemente estaban haciendo una videollamada.Vanesa levantó la voz a través del teléfono para corroborar la versión de sus amigos. El hombre no quiso escuchar y dirigiéndose exclusivamente a Samuel le espetó: «O paras de grabar o te mato, maricón».
La agresión, primero de este primer individuo y después de 12 amigos suyos, derivaría en la muerte de Samuel.

El Español y los crímenes de odio
Sin embargo, a pesar de tan evidente insulto homófobo, el periódico El Español insiste en la tesis acogida con vehemencia por la derecha y la extrema derecha de que no se trata de un crimen de odio LGTBI.
«No hay indicios de homofobia en el asesinato de Samuel, según los investigadores», tituló el medio. Sin embargo, ya no lo tiene tan claro en el subtítulo: «Aunque la investigación no descarta ninguna hipótesis, toma fuerza la teoría de que los agresores no conocían la orientación sexual del joven». Los títulos venden y El Español lo sabe bien.
Llamativo, cuanto menos, es que uno de los motivos que alega el periódico en su parco análisis es que, además del grito de «maricón», los agresores tildaron a la víctima de «subnormal» o «hijo de puta».
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