Por Tomás Alfonso en Al descubierto
La filtración de los audios del ex comisario José Manuel Villarejo y Antonio García Ferreras, director de La Sexta y conductor del programa Al Rojo Vivo por el medio Crónica Libre y del que se han hecho eco multitud de medios de comunicación, periodistas y personalidades, en los cuales Ferreras reconoce que la noticia falsa de que Podemos era financiado por Nicolás Maduro, presidente venezolano, a través de una cuenta bancaria en Granadinas, le pareció «burda» pero que la publicó igualmente, amén de mostrar cercanía y amistad hacia Eduardo Inda, director del medio OkDiario, y hacia el propio ex comisario, han desatado todo un escándalo incluso a nivel internacional.
Se trata de una bomba mediática que sucede tras años de críticas y señalamientos mutuos desde la izquierda y desde la derecha política hacia el sesgo político y económico de los grandes conglomerados mediáticos, y donde personalidades como Fonsi Loaiza, Guillermo Toledo o el propio Pablo Iglesias siempre han señalado como un espacio fuertemente vinculado a sectores conservadores y empresariales.
Sin embargo, desde el auge de la extrema derecha en los últimos años, y especialmente durante la pandemia en España, a raíz de las protestas y críticas realizadas por la extrema derecha (véase la estadounidense o la española), volvió a surgir con fuerza la cuestión de la imparcialidad de los medios de comunicación, los cuales son mayoritariamente (o esa es su versión) pilares fundamentales de lo que denominan “dictadura progre”, en tanto que se les presupone un sesgo izquierdista o, cuanto menos, favorable al gobierno «socialcomunista». Basta con ver a toda la derecha sociológica hablar de “La Secta” en lugar de “La Sexta” para entender este mismo hecho.
No obstante, en una sociedad adulta y avanzada, es importante saber pasar del mito al logos. Así pues, para saber si esto es cierto o si tiene algo de verdad, es necesario formularse una serie de preguntas. Como, por ejemplo, si el interés de estos medios de masas es público o privado, qué conexiones tienen sus propietarios directos con otro tipo de organizaciones, qué personas los financian o quiénes son sus accionistas mayoritarios.
Es decir, aunque la filtración de los audios, la presencia de ciertos tertulianos o la defensa de ciertas ideas, preceptos y grupos, ya es de por si bastante reveladora, todavía se puede trazar un hilo conductor todavía más profundo.
En cuanto a la primera de estas cuestiones, cabe recordar que en España el acceso a la información pertenece esencialmente al ámbito privado, por lo que sus intereses obedecerán a las mismas lógicas, puesto que no dejan de ser empresas que abogan por la maximización del beneficio económico.
Además, es importante destacar que no existe un régimen de libre competencia real, puesto que a día de hoy el acceso y la capacidad de comunicar información a nivel estatal y masivo está altamente restringido por los oligopolios que controlan actualmente el mercado. Es decir, entrar ahora mismo en el mismo juego implica un coste y un esfuerzo que prácticamente nadie puede asumir, con quizá la pequeña excepción de los medios digitales y/o con contenidos muy concretos.
Los principales grupos mediáticos españoles
En general, los más importantes son: el Grupo PRISA, el Grupo PLANETA, Mediaset, Vocento, Unidad Editorial, Godó y Prensa Ibérica. Si bien es probable que la persona que nos lee desconozca la existencia de alguno de estos conglomerados, sí es de mayor conocimiento público gran parte de los medios que se presentarán a continuación. Toda esta información puede obtenerse fácilmente en los sitios web oficiales de cada uno.
En primer lugar, respecto al Grupo PRISA, en España, es destacable su incidencia tanto en prensa escrita como en radio, además de medios digitales. De esta manera, están bajo su control periódicos como As o El País, además de cadenas radiofónicas como La SER o Los 40 y prensa no física como The Huffington Post.
Por lo que hace a Mediaset, el grupo italiano tiene una especial relevancia en nuestro país en el ámbito televisivo, siendo propietario de cadenas como Telecinco, Cuatro, Energy, Divinity o Boing. Además, también dispone de una agencia de noticias, la Agencia Atlas.
En cuanto al Grupo PLANETA, con sede en Madrid (antes en Barcelona), es importarte señalar la tenencia de un periódico como es La Razón, además del importante conglomerado que supone Atresmedia, que tiene cadenas de televisión como LaSexta, Antena3, Neox, Nova o Mega y emisoras de radio como Onda Cero o Europa FM.
Por lo que concierne a Vocento, dispone de una enorme cantidad de medios de prensa escrita en su haber, entre los que destacan el ABC. En cuanto a televisión este grupo es propietario de cadenas como Paramount Channel España o Disney Channel España. Además, al igual que ocurre con Mediaset, también dispone de su propia agencia de noticias, Colipsa. Finalmente, de igual manera es reseñable la alianza establecida con la COPE y, en consecuencia, con la Iglesia Católica.
Ya casi acabando hay que hablar del grupo Godó, que destaca principalmente por su incidencia en la prensa escrita mediante periódicos como el Mundo Deportivo o La Vanguardia, si bien también es propietaria del medio televisivo 8TV y algunas emisoras de radios.
Finalmente, Prensa Ibérica, con sede en Barcelona y un carácter más regionalista, es propietario de periódicos como el Información, la Provincia, Mediterráneo o Sport, además de cadenas televisivas como Información TV o Levante TV.
Audiencias y share de los medios
Si bien se presenta ante los ojos una enorme pluralidad de medios y formas para acceder a la información, en el terreno de lo práctico son estos 7 grupos (y principalmente los 5 primeros) los que controlan en última instancia la línea editorial y, en consecuencia, qué se debe decir, qué no y de qué manera.
Así pues, probablemente a la persona que nos lee le venga a la cabeza el duopolio televiso que en España conforman Mediaset (Telecinco, Cuatro, Boing, Energy…) y Atresmedia (La Sexta, Antena 3…). En el caso de Atresmedia, es interesante ver como se varía la línea editorial dependiendo del canal, en tanto que La Sexta parece más progresista y Antena3 parece de corte más conservador pero, en realidad, ambas cadenas forman parte de un mismo conglomerado y, por tanto, responden a unos mismos intereses. Y esto puede observarse en algunos detalles.
Tratando de estirar este hilo, distintas estimaciones nos indican que aproximadamente un 60% de la audiencia televisiva consume los programas de estos medios, siendo estas empresas para una gran parte la de población la principal (o única) fuente de acceso a la información y el conocimiento de la realidad social. De la misma manera, los ingresos recibidos por publicidad en televisión de formato abierto de ambos conglomerados supone cerca del 90% del total recibido por el conjunto de medios de comunicación televisivos.
En el caso de la radio, ocurre de manera similar, puesto que entre el Grupo PRISA (Cadena SER), la Iglesia Católica (COPE), el Grupo Planeta (Onda Cero ) y Godó (RAC1) tienen un 80% del total de la audiencia.
De esta manera, y tras este análisis, se puede concluir que los medios de comunicación en España son esencialmente privados (por lo que sus intereses también tendrán esa tendencia) y oligárquicos (en tanto que un pequeño grupo domina la información que consume la gran mayoría, existiendo enormes barreras de entrada para poder constituir un medio de tirada nacional masiva).
Financiación y propiedad de los medios
Todavía falta por analizar las relaciones que estos conglomerados tienen con la sociedad civil, así como sus limitaciones y su financiación. Es relevante en este aspecto la compra en 2013 del Washington Post por parte de Jeff Bezos (fundador de Amazon) o las inversiones millonarias que muchos magnates están realizando en este ámbito, cuando no la creación de nuevos medios de comunicación, como es el caso de Pierre Omidyar con First Look Media.
También es destacable la relación de muchos de estos grupos con el mundo de la banca, hasta el punto de que, por ejemplo, José Manuel Lara Bosch fue presidente del Grupo Planeta y consejero del banco Sabadell, al igual que ahora ocurre con Aurora Catalá, quien es consejera actual en ambas empresas, por lo que se presupone que existen grandes y constantes flujos de información entre ambas entidades, además de intereses comunes. Cuesta pensar, por ejemplo, que un periódico del Grupo Planeta, como La Razón, vaya a hablar negativamente sobre el banco Sabadell.
De un modo similar ocurre entre Vocento (propietario del ABC, entre otros) y el BBVA, en tanto que Ignacio Ybarra, actual presidente, tuvo relevantes cargos en este banco.
Sin embargo, estos no son los únicos grupos comunicativos que tienen claros vínculos con entidades bancarias. El Grupo PRISA cuenta entre sus consejeros y consejeras con (entre otras personalidades vinculadas con el sector económico), Sonia Dulá, quién fue hasta hace apenas cuatro años vicepresidenta del importante banco estadounidense, el Bank of America Merrill Lynch.
Más de lo mismo ocurre con Mediaset, puesto que cuenta con personas como Helena Irene Revoredo, quien fue accionista del Banco Popular, o Cristina Garmendia, ex-ministra de Ciencia e Innovación, además de actual consejera de Caixabank.
Como se puede observar, si la relación entre el mundo de la banca y las finanzas con el de los medios de comunicación no es una norma, parece más bien una tendencia que una excepción. Algo que también parece tendencia con otras grandes empresas españolas, como las hidroeléctricas. Además, según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la banca posee aproximadamente 639 millones de euros en acciones de medios de comunicación en España.
No obstante, esta relación entre los grandes empresas mediáticas y los grupos de poder no termina aquí.
Respecto al Grupo PRISA, del que ya hemos explicado su extensa red mediática, tiene como accionistas, entre otros, al banco Santander, quién en la actualidad posee alrededor de un 4% del total de las acciones o a HSBC (importante empresa de banca y servicios financiero), que tiene aproximadamente un 9%. A esto se le suman las acciones del fondo de inversión capital, quien es el principal accionista, teniendo un 30% del total. Además, hay que destacar la presencia de Abdullah Al Thanis, presidente del Qatar Internacional Islamic Bank, quién,además de ser consejero de PRISA, es accionista del grupo con un 6% del total de acciones.
De igual manera, en Mediaset se observa la incidencia de distintos grupos de poder, entre ellos Blackrock, con cerca del 5% de las acciones, quién quizá le suene a la persona que nos lee por los problemas que ha generado en la cuestión del derecho a la vivienda.
Otra personalidad destacable se puede encontrar en la figura de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid F.C. y un gran empresario del mundo de la construcción y de la sanidad privada cuya que, según lo descrito por el periodista Fonsi Loaiza en su libro El poder del palco, estaría en el epicentro de una gran red de influencia política, económica, social y mediática, incluyendo los grandes medios. Porque, por un lado, está la propiedad de los medios y, por otro, las presiones y las influencias.
Y es que, toda la red de presuntas corrupciones alrededor del ex comisario Villarejo, reflejan la implicación de todos estos elementos, incluyendo a medios de extrema derecha y difusores de fake news como OkDiario.
El experto en redes sociales, Julián Macías Tovar, fundador del sitio Pandemia Digital, ha denunciado en multitud de ocasiones también estas redes, señalando la incongruencia de que tertulianos de un medio tan denostado como el de Inda aparezcan en programas de debate político tanto de Antena 3 como de La Sexta e incluso se hagan eco de sus noticias falsas, como sucedió con los audios filtrados. Uno de tantos ejemplos de cómo los medios de comunicación han sido guiados por intereses ajenos al general.
Si bien se podría seguir estirando estas relaciones de manera prácticamente infinita, por temas de economía espacio y bienestar emocional del lector o la lectora, pondremos fin al extenso desarrollo de ejemplos que han tenido lugar previamente. No obstante, invitamos a cualquiera a continuar investigando al respecto.
La hegemonía de la izquierda en los medios
A modo de conclusión, cabe replantearse la pregunta inicial: ¿son, tal y como afirma buena parte de la derecha y la extrema derecha, los medios de comunicación un pilar de la “dictadura progre” y el “izquierdismo”?
Difícilmente esto pueda ser así, ya que se trata de empresas privadas que actúan bajo la lógica del máximo beneficio, tanto para ellas como para el equipo que las rodea. Parece poco probable que el Grupo PRISA vaya a poner en riesgo sus beneficios extraordinarios para instaurar una régimen bolivariano, al igual que es nada creíble que una empresa multinacional como Mediaset o el Grupo Planeta trabaje para Unidas Podemos.
No obstante, es bastante más factible que estos medios de comunicación traten de manera más sutil los escándalos relacionados con la banca y los grandes poderes económicos, además de tratar de ofrecer una visión blanqueada de los mismos, puesto que todos los grandes grupos mediáticos están financiados por la banca y grupos de poder como Blackrock.
Por otro lado, hay muchos ejemplos de cómo la prensa, radio y televisión de forma mayoritaria tiende a ser crítica con los grupos de izquierdas, e incluso ha actuado deliberadamente en contra del código deontológico periodístico mintiendo y/o tergiversando la información. Es evidente que ante escándalos de gran envergadura o noticias que puedan generar un gran número de visualizaciones, como los innumerables casos de corrupción del PP, la balanza se decante del lado del beneficio económico.
Pero ese es precisamente el punto: incluso aunque a priori pueda existir cierta variedad (que no es así), no existe de fondo ningún compromiso social ni beneficio público, más que sostener un negocio y proteger los intereses económicos alrededor de éste. Por no hablar ya de medios que directamente sirven a intereses muy concretos, como el ya mencionado OkDiario, Mediterraneo Digital, El Periodista Digital, Libertad Digital, Actuall o Caso Aislado, que son por y para la ultraderecha.
Probablemente la inquietud acerca de la imparcialidad (o más bien la falta de ella) en los medios de comunicación sea una actitud positiva y que ayude a la construcción de una sociedad más democrática. Sin embargo, es necesario ser capaces de pasar del sentido común al buen sentido. Esto es, pasar de la duda metódica respecto a los poderes del Estado al análisis de los mismos, con el fin de sacar unas conclusiones y, si fuera necesario, tratar de transformar aquello poco ético o democrático.
Por suerte, la crítica hacia las dinámicas mafiosas de los grandes medios de comunicación está empezando a ser denunciada por parte de la sociedad y de ciertas personalidades políticas, periodísticas, sociales, etc. Y cada vez hay más espacios mediáticos que rompen este tradicional silencio y señalan la necesidad de unos medios que respeten unas mínimas normas éticas y deontológicas si se quiere que la democracia no se vea perjudicada.
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