La imagen de Salis encadenada en un tribunal de la capital de Hungría está dando la vuelta al mundo y ha avivado las críticas contra el gobierno del ultra Viktor Orbán
El caso de la italiana Ilaria Salis, una profesora de 39 años, está generando una ola de estupor entre quienes defendemos los valores democráticos y de derechos humanos. Salis tenía que responder ante la justicia de las acusaciones de agresión a varios manifestantes neonazis durante una concentración de extrema derecha en 2023, en el «Día del Honor» en Budapest.
La imagen de Salis encadenada en un tribunal de la capital de Hungría está dando la vuelta al mundo y ha avivado las críticas contra el gobierno del ultra Viktor Orbán, que ha sido acusado de erosionar las libertades individuales y de limitar la independencia judicial en el país. El caso ha intensificado la indignación incluso en su propio país.
La presidenta italiana, Georgia Meloni, tan ultra como Orban, se ve presionada ahora para abordar este asunto. Muchos ven el caso de Salis como un ejemplo de la lucha continua contra el autoritarismo y el resurgimiento de tendencias fascistas y pone de manifiesto las tensiones entre los valores democráticos y la ultraderecha.
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