Estimado Xocas:
Lo tuyo no es una opinión. Es una demostración en directo de cómo el neoliberalismo más rancio ha encontrado su canal de Twitch. Lo que sueltas —con esa mezcla de testosterona mal digerida y cursillo acelerado de ideología del IBEX35— no es un pensamiento, es un vómito ideológico prefabricado, diseñado para que lo repitas entre gritos, energéticos y zapatillas de marca.
Dices que la izquierda no ha conseguido los derechos de las mujeres, de las personas trans o LGTBI. Que eso lo hizo el liberalismo. ¿De qué hablas? ¿Has leído una sola página de historia que no sea una cita de Ayn Rand en una taza de Mr. Wonderful?
Fue la izquierda la que peleó por los derechos laborales, por los derechos civiles, por el matrimonio igualitario, por la ley trans, por las 8 horas, por la sanidad pública. No fue Adam Smith. No fue Juan Roig. No fue Elon Musk. Fueron feministas, sindicalistas, comunistas, anarquistas, socialistas, disidentes, muchas veces perseguidas, encarceladas o asesinadas.
Tú crees que estás descubriendo el pensamiento libre, pero no eres más que un vocero tardío del darwinismo social convertido en discurso gaming. No luchas por la libertad, solo reivindicas tu derecho a pisar al de al lado mientras te crees el héroe de una historia que escribieron otros.
SOBRE TU FANTASMA FAVORITO
Hablas del socialismo como quien habla del coco. Como si viviéramos en una distopía bolivariana y no en una Europa ultracapitalista donde 1 de cada 3 jóvenes no puede emanciparse y donde el 10% más rico acumula tanta riqueza como el 70% restante. Hablas de Cuba y Venezuela como quien repite los titulares de OKDiario en voz alta tras el tercer Monster.
Pero no mencionas ni una palabra de los millones de personas explotadas, empobrecidas o excluidas por el sistema que tú llamas “igualdad de oportunidades”. Un sistema donde si naces pobre, negro o trans tienes que ser diez veces mejor para llegar a la mitad. Donde la educación pública se desmantela y el ascensor social está fuera de servicio desde hace décadas.
No, Xocas. No es igualdad de oportunidades si partes con ventaja por clase, raza, género o barrio. Es cinismo. Es propaganda. Y tú te la tragas encantado porque te da identidad, te da una causa y, sobre todo, te da audiencia. No hablemos ya de tu posición económica.
LA MISERIA DEL INFLUENCER
Dices que el socialismo está en contra de todo lo que representas. Pero ¿qué representas tú exactamente? ¿A qué modelo de hombre aspiras? ¿Al macho que grita más alto? ¿Al autónomo que desprecia al funcionario? ¿Al rico acosado por Hacienda?
Representas el fracaso absoluto de una generación a la que le enseñaron que el éxito era un producto individual, que si no lo conseguías era culpa tuya y que la empatía era una debilidad. Representas al joven que repite los mantras neoliberales sin entenderlos, que confunde la libertad con el algoritmo y la verdad con la viralidad.
Y lo más triste es que ni siquiera eres libre. Eres producto de una economía de la atención que te premia por decir lo que conviene al poder, no por pensar. Si defendieras el sindicalismo, si hablaras de lucha de clases, si nombraras a Marx o Angela Davis, tus patrocinadores no durarían una semana. Pero mientras digas “Cuba”, “Venezuela” y “libertad” en la misma frase, seguirás cobrando y siendo útil.
NO ERES REBELDE. ERES FUNCIONAL AL SISTEMA.
Te crees valiente por decir lo que “nadie se atreve a decir”. Pero no estás enfrentándote al poder: estás repitiendo lo que el poder quiere oír. No molestas a la banca. No incomodas a los empresarios. No asustas a los dueños de este país. Solo insultas a quienes luchan para que tú también tengas derechos, aunque los escupas.
Y encima te atreves a hablar de pobreza, como si la hubieras vivido, como si supieras lo que es llegar a fin de mes sin saber si vas a poder pagar el alquiler. No tienes ni idea. Y aun así opinas. Porque en tu mundo, todo se reduce a gritar más fuerte, decir “bro” y tener muchos seguidores.
Pues aquí va uno que no te sigue, que no te aplaude, que no te ríe las gracias. Porque mientras tú haces caja con la ignorancia, hay barrios enteros pagando el precio de tu discurso.
Y no, Xocas. No es que la izquierda se crea moralmente superior.
Es que tú te crees que gritar muy alto justifica no tener ni idea de nada.
Con desprecio, Spanish Revolution
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puro ad hominem y ni un argumento, si esto es la «izquierda» mucha suerte convenciendo con falacias a cualquier persona con dos dedos de frente