Los cultos y misas habían sido suspendidos en diversos estados y municipios del país por los gobernadores y alcaldes
Brasil, el país más afectado por la pandemia en la actualidad, superó este sábado las 330.000 muertes por covid-19 tras registrar 1.987 decesos en las últimas 24 horas, periodo en el que fueron registrados 43.515 casos de la enfermedad, según informó el Gobierno.
Desde hace meses los cementerios del país no dan abasto y se han tenido que ampliar grandes explanadas para esta labor y celebrar funerales por la noche para facilitar estos improvisados entierros.
Sin embargo, a pesar de estos espeluznantes datos, este sábado Kassio Nunes Marques, uno de los once magistrados del Tribunal Supremo de Brasil, autorizó la realización de cultos y misas en todo el país.
El magistrado considera que los estados y municipios no pueden prohibir totalmente la celebración de misas y cultos al considerar que la «actividad religiosa» es un servicio «esencial».

«Reconozco que el momento es de cautela, ante el contexto pandémico que vivimos. Aún así, justamente por vivir momentos tan difíciles, es necesario reconocer lo esencial de la actividad religiosa, responsable, entre otras funciones, por acoger y ofrecer conforte espiritual», ha añadido Nunes.
Además, señaló que, según un censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística divulgado en 2010, el 80% de los brasileños se declara cristiano y remarcó que la Semana Santa «representa un momento de singular importancia para la celebración de sus creencias», aunque recordó que deben ser adoptadas las medidas de distanciamiento social y la obligatoriedad del uso de mascarillas en iglesias y templos.
Gobernadores de diversos estados de Brasil habían suspendido las ceremonias
Los gobernadores y alcaldes de diversos estados y municipios del país, que son los que tienen potestad para adoptar las medidas en el combate a la pandemia, habían suspendido las ceremonias, pero la Asociación Nacional de Juristas Evangélicos (Anajure) recurrieron la decisión, que fue aceptada por Kassio Nunes quien consideró que la prohibición hiere el «derecho fundamental a la libertad religiosa».
Dichas medidas han sido criticadas en numerosas ocasiones por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los líderes más negacionistas sobre la gravedad de la pandemia y quien defiende el fin de las restricciones de movilidad para mantener a flote la economía del país.
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