La Comunidad de Madrid vende unas rebajas en las tasas universitarias que quiso bloquear
La Comunidad de Madrid ha anunciado a bombo y platillo una bajada de las tasas universitarias del 20% en los estudios de grado y del 30% en másteres habilitantes para el curso 2022/23. «Un total de 188.000 estudiantes se beneficiarán de ella en todas las universidades públicas de la región en unos precios que están congelados por el Ejecutivo autonómico desde el curso 2019/20 tras varios años sucesivos aplicando rebajas», señala el Ejecutivo regional en un comunicado oficial.
Todo esto es muy positivo para los estudiantes, pero hay algo que chirría en el anuncio: se trata de una gran mentira propagandística del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. La realidad es que la Comunidad se ve obligada a acatar estas rebajas ya que el Ministerio de Universidades presentó la propuesta de reducción de las tasas universitarias a los límites de 2011 y esta propuesta fue aprobada en el seno de la Conferencia General de Política Universitaria (CGPU) del 27 de mayo de 2020 con el voto en contra de la Comunidad de Madrid. Tal y como suena: la Comunidad de Madrid vende unas rebajas en las tasas universitarias que quiso bloquear.
No contentos con eso, la Comunidad llegó incluso a recurrir la Resolución del Secretario General de Universidades, de 29 de mayo de 2020 por la que se publica el Acuerdo de la Conferencia General de Política Universitaria, adoptado en la sesión de 27 de Mayo de 2020. El Estado ha contestado a dicha demanda oponiéndose, estando aún pendiente de resolución.

Obligado cumplimiento
Las comunidades autónomas tienen hasta el curso 2022/2023 para adecuar los precios y situarlos en los límites de 2011. En el caso de la Comunidad de Madrid se correspondería con una reducción del 20,7%. En el año 2020/2021 la CAM redujo los precios un 0% cuando la media española de reducción en este curso fue del 7,7%.
Estas medidas adoptadas y aprobadas en la CGPU son vinculantes a todas las comunidades autónomas y de obligado cumplimiento.
En contra de las rebajas
Y esta no es la única medida en beneficio de los estudiantes y su economía sobre la que el Gobierno de Ayuso voto en contra. Este año 2021, en el mismo seno de la CGPU, el 29 de marzo, se aprobó la equiparación de los precios de másteres habilitantes con los estudios de grado. Es decir, que los másteres habilitantes tuvieran también esos límites máximos de precios de el año 2011.
La Comunidad de Madrid fue la única comunidad autónoma que emitió un voto en contra de la medida.
Castells y lo que realmente importa
Manuel Castells, ministro de universidades, ha querido pronunciarse ante este acto propagandístico del Partido Popular, resaltando que, como decimos, la realidad es que la Comunidad de Madrid está «obligada» a acatar la rebaja. Sin embargo, también quiere dejar claro lo que para él es lo importante:
«A mí me da absolutamente igual quién se ponga las medallas o quién se atribuya los méritos», señaló Castells en declaraciones a este medio. «Lo que me importa es que los estudiantes paguen menos, porque es un escándalo lo que han estado pagando los estudiantes madrileños, y que la Comunidad de Madrid deje su obstrucción judicial y política a la mejora de las condiciones de vida de los estudiantes».
Related posts
SÍGUENOS
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Feijóo, de la centralidad al fango
Cuando el barro se convierte en programa político, el país entero queda atrapado en la cloaca.
Milei se rinde al dólar: volantazo desesperado con aval del FMI
El gobierno que prometía “no intervenir jamás en el mercado” se arrodilla ante la divisa y dinamita su propio dogma.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.