«Lanzan la caña con sus amenazas porque esto es un juego de probabilidades en el que ellas siempre ganan».
Acusar sin pruebas a un usuario de haber manipulado su contador para que no refleje todo su consumo eléctrico. Es una de las reclamaciones más habituales que recibimos en FACUA contra empresas energéticas. Y ya va siendo hora de que las autoridades competentes de las comunidades autónomas empiecen a multar este fraude de forma sistemática.
Si cuela, cuela. El usuario paga cientos o miles de euros en concepto de multa por el falso robo de luz por miedo a que se la corten o a que lo lleven a los tribunales en un procedimiento penal en el que no sabe cómo defenderse. Él no ha robado, pero la eléctrica dice que sí y que cuenta con un informe de un operario que lo demuestra.
Evidentemente, hay gente que truca sus contadores y comete este fraude. Pero en muchísimas ocasiones, las eléctricas lanzan la acusación contra un usuario por una simple sospecha. Por ejemplo, porque su consumo se ha reducido de manera importante en los últimos tiempos. Sin valorar la posibilidad de que donde antes vivían seis personas ahora solo resida una. O que la vivienda lleve una larga temporada vacía porque el propietario se ha tenido que marchar a otra ciudad a trabajar. En una ocasión, tuvimos que defender en los tribunales a una socia a la que Endesa acusaba de robar electricidad porque su consumo había bajado de forma radical. Le exigía 11.000 euros de multa. En realidad, el motivo de la disminución del consumo era que su marido había fallecido. Su marido había estado años dependiendo de un respirador artificial conectado a la red eléctrica las veinticuatro horas del día.
Las eléctricas dan por probada la manipulación de los contadores por parte de los usuarios sobre la base de informes elaborados por sus propios empleados, que visitan las instalaciones para hacer sus comprobaciones sin ni siquiera avisar previamente al cliente. ¡Vaya, el informe concluye que el contador efectivamente fue trucado! Puede ser, pero, ¿quién lo trucó? El contador de la electricidad no está dentro de tu piso. Está en el cuarto de contadores de la comunidad de propietarios. Y ahí puede acceder cualquier vecino. A veces, cualquier persona de la calle.
Si te pasa a ti o si conoces a alguien a quien le pase, nada de pagar por miedo. Reclama. Denuncia. Las energéticas lanzan la caña con sus amenazas porque esto es un juego de probabilidades en el que ellas siempre ganan. Porque siempre hay un porcentaje de afectados que acabará pagando aunque no hayan cometido fraude alguno. Ellas van a riesgo cero, porque resulta extraordinariamente improbable que acaben multándolas. Es el timo del robo de luz. Pero las que roban, generalmente, son las propias eléctricas.
Soy Rubén Sánchez y en ocasiones veo fraudes.
— Editorial del episodio 71 del pódcast En Ocasiones Veo Fraudes
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