El Gobierno argentino ha demostrado una vez más su completa indiferencia hacia las clases más desfavorecidas del país al permitir que las empresas de alimentos y productos de consumo aumenten despiadadamente los precios de productos básicos. Esta falta de acción y control es una bofetada a la cara de aquellos que ya están luchando por sobrevivir en medio de una economía incierta.
El lunes pasado, las empresas comenzaron a enviar nuevas listas de precios con aumentos, despojándose de cualquier compromiso previo que hubieran tenido con el gobierno de Sergio Massa. Se espera que los fabricantes apliquen aumentos de entre un 20% y un 25% en los artículos que estaban incluidos en los Precios Justos en los supermercados. Esto tiene como objetivo igualar los precios de los productos en los supermercados con los que tienen en los almacenes o autoservicios chinos, donde los controles gubernamentales brillan por su ausencia, tal y como denuncia Clarin.com.
La semana pasada, los alimentos aumentaron en promedio un alarmante 8.2%, una cifra que bate todos los récords en la consultora EcoGo. Esta misma consultora proyecta un aumento mensual del 28% en el costo de los alimentos consumidos en el hogar y un 23% en la inflación en general. Esto es un golpe devastador para las familias argentinas que ya estaban lidiando con la creciente inestabilidad económica.
Sergio Massa había acordado inicialmente un aumento del 12% después de las elecciones y otro 8% para la primera semana de diciembre. Sin embargo, los precios en los mayoristas y autoservicios aumentaron entre un 35% y un 50% la semana pasada con el nuevo Gobierno.
Los productos que sufrirán los mayores aumentos serán el aceite, los fideos, la harina y los panificados, ya que estaban subsidiados por exportadores y el Estado a través de fideicomisos que se agotaron la semana pasada. Esto significa que, por un lado, los beneficios que recibían estos productos se trasladarán directamente a los precios, y por otro, se ajustarán por inflación debido a que sus precios estaban artificialmente bajos. Los aumentos previstos para estos productos oscilan entre el 100% y el 180%. El aceite, por ejemplo, pasará de 800 a 2,000 pesos el litro, mientras que el pan lactal se disparará en un 80%. El arroz también experimentará un aumento significativo.
La excusa de los fabricantes para estos aumentos es la de equiparar los precios de los supermercados con los de los autoservicios chinos. Sin embargo, estas diferencias de precio se habían inflado artificialmente porque muchos proveedores intentaron compensar sus pérdidas en los supermercados aumentando los precios en los autoservicios.
Es inaceptable que el gobierno permita que esta crisis económica afecte de manera tan despiadada a las clases más desfavorecidas. La falta de acción y control solo beneficia a las grandes corporaciones y pone en aprietos a los ciudadanos comunes. El pueblo argentino merece un liderazgo que luche por sus intereses y no los abandone en momentos de necesidad.
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