Un presidente atrincherado en el poder mientras la calle se incendia.
La historia argentina conoce bien la figura del presidente acorralado. En diciembre del 2001, Fernando De la Rúa renunció tras una de las mayores explosiones sociales de su historia reciente: 39 personas asesinadas en las protestas, el “corralito” bancario, el hambre en los barrios y un helicóptero despegando de la Casa Rosada como símbolo del fracaso.
Hoy la pregunta es inevitable: ¿terminará Javier Milei huyendo de la misma forma? El liberticida que se presentó como un mesías anticasta ha hundido el consumo interno, ha disparado la inflación y ha dejado a millones de argentinos y argentinas en la miseria, mientras sus negocios familiares y los de su entorno engordan a la sombra del Estado que decía detestar.
ARGENTINA, DEL HELICÓPTERO AL AJUSTE ETERNO
En 2001, De la Rúa pagó el precio de aplicar sin piedad las recetas del Fondo Monetario Internacional. En 2025, Milei repite la fórmula pero con esteroides. El recorte brutal del gasto público, el desmantelamiento de ministerios y el saqueo de derechos laborales y sociales han creado un escenario explosivo.
El hambre no se maquilla con discursos liberticidas. El 60% de la población infantil está bajo la línea de pobreza y los comedores populares se sostienen a pulmón mientras el Gobierno niega asistencia. Las y los jubilados ven pulverizadas sus pensiones, las enfermeras y enfermeros trabajan sin insumos y los salarios caen en picado mientras los precios suben cada semana.
Milei se atrinchera en la Casa Rosada, rodeado de militares y de un círculo íntimo que incluye a su hermana Karina, sospechada de manejar una red de sobornos. Su política no es la de un outsider rebelde, sino la de un gerente del capital financiero internacional.
UN PRESIDENTE QUE JUEGA CON FUEGO
De la Rúa cayó cuando la calle se convirtió en un clamor. Milei juega con ese mismo fuego. Cada día se multiplican las huelgas, las movilizaciones y los cacerolazos en Buenos Aires, Córdoba, Rosario y el interior profundo. El “que se vayan todos” vuelve a resonar, pero esta vez dirigido contra un presidente que prometió libertad y solo ha traído devastación.
La diferencia es que Milei cuenta con el respaldo explícito de Donald Trump y de la ultraderecha global, que lo usan como experimento político. Pero ningún respaldo externo evita la presión de una olla a punto de estallar.
De la Rúa se fue en helicóptero cuando el país se le volvió ingobernable. Milei insiste en que resistirá hasta el final. La pregunta es cuánto tardará en descubrir que los mercados no votan, la gente sí.
Ningún helicóptero aguanta eternamente cuando la calle decide despegarlo.
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