19 Ago 2025

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Florentino, Ferreras y la mordaza judicial a la prensa
DESTACADA, POLÍTICA ESTATAL

Florentino, Ferreras y la mordaza judicial a la prensa 

La toga se alinea con el palco y la ciudadanía queda sin derecho a saber

EL TRIBUNAL SUPREMO CONSAGRA EL DERECHO AL HONOR DE LOS PODEROSOS

El Tribunal Supremo ha ratificado la condena contra El Confidencial por difundir los audios en los que Florentino Pérez presumía de poner y quitar directores de medios, de tener a Antonio García Ferreras y a Eduardo Inda como soldados de su causa y de cerrar programas televisivos a voluntad. La sentencia confirma lo que ya había dictado el Juzgado de Primera Instancia nº42 de Madrid en octubre de 2022, con la firma de la jueza Mónica Boticario, la misma que archivó el caso de las muertes en residencias bajo el gobierno de Ayuso, muchas de ellas en centros vinculados al conglomerado empresarial de Florentino.

El fallo judicial no se detiene en el interés general de los audios ni en la dimensión política, empresarial y mediática que destapan. Se blinda, en cambio, el supuesto honor del presidente del Real Madrid, como si un magnate con contratos millonarios y tentáculos en la política necesitara de la tutela judicial para proteger su imagen. El resultado es una mordaza: periodistas y ciudadanía tienen prohibido escuchar, difundir y debatir sobre pruebas que demuestran la captura mediática por parte de uno de los empresarios más poderosos del país.

No se investiga si Florentino utilizaba el club como plataforma de negocios en México, como relataba el fallecido Fernández Tapias en esas mismas grabaciones. No se interroga la red de favores con Villarejo, Inda y Ferreras. Lo que se persigue es al medio que publicó las pruebas. El mensaje es nítido: la prensa que incomoda al palco paga el precio, la prensa que sirve al palco sigue en antena.

FERRERAS, EL HOMBRE DE FLORENTINO

En los audios, Florentino Pérez lo dice sin rodeos: Ferreras es “su hombre”. Y Ferreras lo ha demostrado con silencios calculados. Cuando estalló la filtración no dedicó ni una palabra en su programa. La complicidad se mide en los silencios tanto como en las palabras.

El propio excomisario Villarejo lo confirmaba en sus cintas: Ferreras era “un esbirro total de Florentino para favorecer sus obras”. Y no olvidemos su otra frase, ya histórica, sobre el bulo contra Pablo Iglesias: “Es muy burdo, pero voy con ello”. Ese es el periodismo de guerra sucia convertido en tertulia de sobremesa.

Florentino no se limitó a usar a Ferreras. También confesaba haber colocado a Eduardo Inda como director del diario Marca. Hoy OkDiario sigue recibiendo oxígeno financiero de las empresas del presidente madridista. Los tentáculos alcanzan los despachos de redacción, las parrillas televisivas y las campañas de intoxicación política.

El contraste es obsceno. Mientras Ferreras continúa en antena, blindado en su púlpito mediático, El Confidencial es castigado por publicar pruebas de interés público. Mientras Inda sigue recibiendo financiación para blanquear bulos, un tribunal borra del espacio público unas grabaciones que describen cómo funciona la maquinaria real del poder en España.

La sentencia del Supremo no defiende el honor. Defiende la impunidad. El verdadero delito no fue grabar a Florentino, sino dejar al descubierto cómo se articula la alianza entre palco, cloacas y platós.

La ciudadanía queda de nuevo en la intemperie informativa. El poder económico se protege con togas. Los mercenarios de la información continúan a sueldo. Y las voces críticas reciben el castigo ejemplarizante de los tribunales.

La justicia ha decidido que el derecho a saber es secundario frente al derecho de un magnate a no quedar en evidencia. Y con ello, en lugar de proteger la democracia, se confirma lo que los audios ya revelaban: el palco manda, la toga obedece, y la prensa libre se silencia.

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