19 May 2025

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Ndongo y Quiles: el Congreso no es un circo ni un plató para el odio
POLÍTICA ESTATAL

Ndongo y Quiles: el Congreso no es un circo ni un plató para el odio 

Los altavoces de la mentira no pueden seguir escondiéndose tras una acreditación de prensa


A estas alturas, lo de Vito Quiles y Bertrand Ndongo no es una anécdota. Es una estrategia. Es un síntoma de cómo se infiltra la extrema derecha en los espacios democráticos para dinamitar la convivencia, intoxicar el debate público y convertir cada comparecencia en una pelea de bar. Que estos dos personajes sigan teniendo acceso libre al Congreso de los Diputados no es una excentricidad: es una amenaza. No hacen periodismo, hacen espectáculo ideológico. No preguntan, provocan. No informan, hostigan. Su única fuente es su propio cabreo. Su único criterio es la confrontación. Y su único objetivo es reventar la profesión desde dentro.

Porque no son casos aislados ni errores puntuales. Son reincidentes. Son conocidos. Y son protegidos.

Desde hace años, Quiles y Ndongo representan la versión más agresiva, machista, manipuladora y cutre de lo que ellos llaman “libertad de expresión”. Pero lo suyo no es libertad: es abuso de poder. Abuso de micrófono. Abuso de la credibilidad que otorga una acreditación. Y sí, también abuso de quienes, como las periodistas y los periodistas que sí cumplen su función, tienen que compartir espacio con ellos a diario en pasillos, ruedas de prensa y actos públicos.


VITO QUILES: EL MICRÓFONO COMO ARMA DE ACOSO

Autoproclamado periodista, conocido por su devoción a Alvise Pérez y su paso por Estado de Alarma, Vito Quiles ha hecho de la agresión verbal un modelo de negocio. Persigue a quien no le responde, corta los vídeos para manipular contextos y acumula enfrentamientos como si fueran logros. En su mundo no existe el derecho a la intimidad, ni el respeto institucional, ni la ética mínima que debería regir el ejercicio periodístico.

1️⃣ Persigue a periodistas por la calle como si fueran enemigos políticos.
Acosó al periodista Antonio Maestre hasta que este, harto, le arrancó el micrófono. Y luego, como siempre, se hizo la víctima. Aquí el vídeo, por si alguien aún duda. Pablo Iglesias lo dejó claro: esto no es informar, es provocar.

2️⃣ Se cuela en actos sin ser invitado para reventarlos.
En la presentación de un libro de Irene Montero, Vito apareció sin acreditación y con la única intención de montar bronca. Terminó fuera del recinto, pero logró su clip. Así funciona el algoritmo del odio. David Torres lo explicó muy bien.

3️⃣ Va a manifestaciones no para cubrirlas, sino para reventarlas.
En una protesta contra Milei, su actitud provocadora terminó con gritos, tensión y otro rifirrafe más. Lo contamos aquí.

4️⃣ Busca la confrontación con cargos públicos para conseguir titulares.
Patxi López, Oskar Matute, Gabriel Rufián… todos han pasado del showman. Porque ya no es un interlocutor, es un provocador profesional. Como en este vídeo, donde ni siquiera logran reconocerle.

5️⃣ Difunde bulos como parte de su rutina diaria.
No hay día sin montaje, sin desinformación, sin titular falso. Es su forma de operar: crear la mentira y dejar que se propague. Aquí, uno de tantos ejemplos.


BERTRAND NDONGO: GRITAR NO ES INFORMAR

Bertrand Ndongo ha convertido su imagen pública en una mezcla grotesca entre troll, influencer ultra y “negro de derechas” a la carta. Entró en política de la mano de Vox como figura exótica para blanquear discursos racistas y misóginos. Pero cuando se acabó la utilidad propagandística, se convirtió en freelance del odio. Ahora recorre calles y pasillos del Congreso con su acreditación como escudo, pero no hace preguntas: lanza ataques.

1️⃣ Intentó agredir a Ana Pardo de Vera en un acto público.
La insultó y se abalanzó sobre ella. La seguridad tuvo que intervenir. El relato de los hechos está aquí.

2️⃣ Acosó físicamente a Cristina Fallarás durante una manifestación.
La agarró por la espalda mientras ella pedía que no la tocasen. Varias mujeres la rodearon para protegerla. Porque con Ndongo no hay debate: hay agresión disfrazada de pregunta. Aquí el vídeo.

3️⃣ Fue expulsado de València a gritos de “fuera fascistas”.
Intentó infiltrarse en una protesta contra Mazón y la gente lo echó sin miramientos. No informaba. Incordiaba. Lo puedes ver aquí.

4️⃣ Difunde discursos de odio sin pudor ni filtro.
Se burló del físico de la comunicadora Lalachus en un tuit asqueroso. Gordofobia, clasismo y violencia verbal al servicio del clic fácil.

5️⃣ Impide trabajar a periodistas y revienta ruedas de prensa.
En la sala del Congreso, boicoteó una comparecencia de Sumar. El resto de periodistas abandonaron el acto en señal de protesta. Porque compartir espacio con él es incompatible con ejercer la profesión. Aquí la prueba.


Ni Vito Quiles ni Bertrand Ndongo son prensa. Son hooligans disfrazados de reporteros. Usan las herramientas del periodismo para dinamitarlo desde dentro. Su presencia en el Congreso legitima el acoso, normaliza la mentira y convierte la política en reality show. No se puede seguir tolerando que personas con este historial sigan acreditadas como si nada.

Por eso exigimos que se les retire la acreditación. Por el derecho a la información, por la seguridad de las y los periodistas, por la salud democrática.

📝 Aquí puedes firmar la petición: Campaña para retirar las acreditaciones de prensa
📢 Difunde. Denuncia. Defiende el periodismo.

Porque el Congreso no es un plató. Porque el periodismo no es acoso. Porque no todo vale.

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