Mientras los medios lo blanquean, las pruebas de maltrato, estafa y racismo siguen acumulándose.
Lo que empezó como un supuesto refugio para fauna salvaje se ha destapado como una estructura de explotación animal y manipulación emocional a gran escala. Frank Cuesta, extenista reconvertido en estrella mediática de lo salvaje, no solo ha mentido a sus seguidores: ha jugado con la vida de los animales, con el dinero de quienes confiaron en él y con la complicidad de los medios que siguen lavando su imagen.
Desde el programa Hasta el coño de (HECD), Marina Lobo ha ido desgranando una a una las mentiras del personaje que se esconde tras el apodo de “Frank de la jungla”. En sus emisiones diarias en directo, Lobo ha puesto voz e imágenes a una serie de denuncias que ya nadie puede seguir ignorando. Conversaciones privadas, vídeos antiguos, testimonios de extrabajadores y, sobre todo, los audios de Frank Cuesta reconociendo prácticas inaceptables, han desmontado el mito.
Animales adquiridos en tiendas y no rescatados, ejemplares sustituidos tras su muerte sin ninguna explicación, amenazas explícitas de poner veneno en el recinto para matar perros y gatos… Todo esto narrado con total frialdad. Todo esto grabado con su propia voz.
El caso de “Perrito”, un ciervo que vivía en su santuario, es solo un ejemplo. Le cortó los cuernos tras un ataque, lo mantuvo en malas condiciones y luego fingió que los había “encontrado”. Cuesta reconoció que lo sacrificarían porque se había “vuelto loco”. Marina Lobo, en su análisis en HECD, fue tajante: “Pocos cuidadores de zoo tratan así a un animal.” Y añadió: “Si en tu santuario un ciervo casi se ahorca con un cable es porque las instalaciones son un desastre.”
LA FARSA DEL VETERINARIO Y LA ESTAFA EMOCIONAL A SU AUDIENCIA
Otra de las grandes mentiras que Marina Lobo ha desmontado en directo es la del supuesto título de veterinario. En varios vídeos, Cuesta presume de haber terminado la carrera a los 42 años. Sin embargo, su defensor mediático, el youtuber Javi Oliveira, aseguró en televisión que Frank “nunca ha dicho que fuera veterinario”. La contradicción es de tal calibre que solo se explica desde la desinformación calculada.
Pero lo más grave no es eso. Lo más grave es que, en audios filtrados, Frank Cuesta confiesa haber engañado a su audiencia para recaudar fondos. Les hizo creer que su exmujer había vendido parte del terreno del santuario a sus espaldas. En realidad, esa parte nunca fue suya: era alquilada. Cuesta lo sabía. Y prefirió montar un drama conyugal para generar una oleada de donaciones. Marina Lobo fue clara: “Ha estafado a sus seguidores. Y lo ha hecho para vengarse de su ex.”
La campaña recaudatoria fue un éxito. Participaron youtubers conocidos, incluso algunos con millones de seguidores. Y miles de personas donaron dinero para salvar una propiedad que nunca estuvo en peligro. Como revela uno de los audios reproducidos en HECD, Cuesta planeaba anunciar el “descubrimiento” de la venta cuando todo estuviera pagado. “Una de las sorpresitas”, decía entre risas. Así se construyen las estafas cuando se visten de causa solidaria.
EL CIRCO MEDIÁTICO Y EL RACISMO SIN FILTRO
A pesar de toda esta evidencia, Cuesta sigue teniendo acceso privilegiado a los platós. El último intento de blanqueamiento llegó en Cuatro, en el programa de Nacho Abad, donde se dio voz al propio Javi Oliveira para atacar al denunciante, un extrabajador del santuario conocido como Chi. El foco no estuvo en las muertes de animales, ni en las amenazas de envenenamiento, ni en la manipulación económica. El foco estuvo en cuestionar la legitimidad del denunciante. Lo de siempre: si no puedes desmontar las pruebas, descredita al mensajero.
Marina Lobo lo resumió con claridad en HECD: “Se han centrado más en acusar a quien filtra los audios que en analizar el contenido de los audios.” Audios donde Cuesta, por ejemplo, se prepara para enfrentarse “a cuchillo” con un ciervo, o se refiere a su entorno como si fuera una selva urbana poblada por “cuatro moros con navajas”. Porque ni siquiera hablando de animales puede evitar el racismo.
Cuesta no solo ha maltratado animales ni ha mentido sobre su formación o el uso del dinero. Ha construido un personaje peligroso, machista, violento, xenófobo y mitómano, que aún hoy cuenta con el beneplácito de plataformas mediáticas que se niegan a bajarlo del pedestal.
Y todo eso mientras los animales siguen muriendo. Y mientras sigue habiendo quien paga por ver el próximo vídeo del “veterinario más malhablado del mundo”.
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