El recuento del 23J nos deja con un panorama complicado: ninguno de los dos bloques alcanza la mayoría y el bloqueo depende de una abstención de Junts.
Las recientes elecciones generales del 23 de julio nos sitúan ante un paisaje político obstinadamente estancado. Parecería que ningún frente político posee la ventaja necesaria para alcanzar una mayoría absoluta. La presencia constante de la calculadora de pactos es un reflejo nítido de que vivimos en tiempos post-bipartidistas. La coalición progresista, que ha mantenido las riendas durante los últimos cuatro años, se ve ahora en una delicada posición de dependencia hacia una posible abstención de los 7 escaños obtenidos por Junts.
En este tablero de ajedrez político, la figura del presidente del Gobierno se convierte en el peón a capturar. Con 350 diputados en el Congreso, las posibilidades de investidura requieren, o bien de una mayoría absoluta (176 votos a favor) en la primera votación, o de una mayoría simple (más síes que noes) en una segunda votación efectuada 48 horas después.
SUEÑOS DESVANECIDOS Y ESCENARIOS COMPLEJOS
Los 136 escaños de Alberto Núñez Feijóo han quedado en una distancia notoria respecto a la tan ansiada mayoría absoluta, desvaneciendo así sus sueños de ascender a La Moncloa. A su lado, Vox, la formación de la extrema derecha, sufre un desplome hasta los 33 escaños. Los posibles aliados, UPN y Coalición Canaria, podrían aportar a este bloque dos escaños cada uno, alcanzando un total de 171. Pero frente a ellos, se alzan 179 votos contrarios.
La alianza progresista y plurinacional que ha sostenido al Gobierno de Pedro Sánchez y Unidas Podemos durante esta legislatura queda, a su vez, en 172 escaños – PSOE, 122; Sumar, 31; ERC, 7; EH Bildu, 6; PNV, 5; y el escaño del BNG, cuyo voto en 2019 fue contrario a la investidura del socialista. La única salida para Sánchez, con estas alianzas, es que los siete escaños de Junts se abstengan para evitar el bloqueo. Sin embargo, esto se trata meramente de un ejercicio aritmético en un terreno que ahora requiere de intensas negociaciones y discursos, con la amenaza siempre presente de una repetición electoral.
En una fase de la noche, la posibilidad de reeditar una coalición progresista entre PSOE y Sumar, con el apoyo de las fuerzas nacionalistas e independentistas, se perfilaba como una realidad. Juntas, estas formaciones habrían alcanzado la mayoría absoluta: 176. Pero esta esperanza se fue desvaneciendo a medida que avanzaba el escrutinio, sobre todo el de la Comunidad de Madrid, que había empezado con retraso. El PP fue ganando terreno desde sus 132 escaños, casi al mismo ritmo que el PSOE perdía fuelle, cayendo desde los 128. Al final, el recuento del 23J nos deja con un panorama complicado: ninguno de los dos bloques alcanza la mayoría y el bloqueo depende de una abstención de Junts.
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