La sequía en España es un problema cada vez más grave que afecta al sector agrícola y medioambiental, y tiene un impacto significativo en la economía en general.
La sequía que afecta a España desde hace casi una década está teniendo graves consecuencias en el sector agrícola y medioambiental. En los últimos cuatro años, la falta de lluvia y las olas de calor han afectado significativamente a los ecosistemas y sucesivas crisis se han desarrollado en todos los ámbitos agrícolas. Por ejemplo, la falta de bellotas ha provocado una escasez de animales para el sacrificio, lo que se traducirá en una subida en los precios del jamón ibérico. Aunque hay esperanzas de que abril y mayo sean más húmedos de lo normal, una ola de calor en los próximos meses podría tumbar completamente la producción de aceite de oliva u otros productos agrícolas, provocando aún más subidas en los precios.
La Agencia Estatal de Meteorología indica que, en el invierno 2022-2023, las precipitaciones estuvieron ligeramente por encima del promedio normal, pero no fueron suficientes para paliar la situación de sequía meteorológica en la que se encuentra España desde enero de 2022. Aunque se alivió en parte la situación, todas las cuencas de acumulación, excepto las del Tajo, Júcar y Segura, se encontraban a finales de febrero de 2023 en situación de sequía meteorológica a doce meses.
Si se amplía el análisis de las precipitaciones a los treinta y seis meses previos, el resultado es que España entró en una sequía de larga duración a finales de 2022, y continuaba en esta situación a comienzos de marzo de 2023. Las cuencas más afectadas por la sequía de larga duración son las del Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental.
La sequía no solo afecta al sector agrícola, sino que también tiene un impacto en la economía en general. La falta de agua se ha convertido en un recurso fundamental y su escasez tiene consecuencias directas a lo largo de toda la economía. La Unión Europea ha advertido que el continente va camino de enfrentar una de las sequías más grandes y persistentes de los últimos años, y el norte de África también se verá afectado. Las consecuencias sobre la producción de alimentos serán considerables, lo que a su vez afectará a los precios de los productos y a la economía en general.
Ante esta situación, es necesario que se implementen planes de contingencia para enfrentar la sequía. La predicción estacional indica que la primavera de 2023 tendrá temperaturas por encima del promedio normal en el este peninsular y los archipiélagos, con precipitaciones en torno al promedio normal, aunque podría tener un carácter más lluvioso de lo normal en la vertiente atlántica y más seco de lo normal en la vertiente mediterránea y Baleares.
Para el verano de 2023, se espera un escenario más probable de temperaturas superiores al promedio normal, lo que aumentará los índices de riesgo de incendios en el país.
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