La actitud de Yair Lapid, ex primer ministro israelí, hacia los medios de comunicación refleja una preocupante falta de comprensión sobre el papel fundamental que desempeñan en una sociedad democrática. Los medios tienen la responsabilidad de presentar múltiples perspectivas sobre un tema, especialmente en situaciones tan complejas y matizadas como el ataque que está realizando Israel sobre Palestina.
Al sugerir que la cobertura «equilibrada» es problemática, Lapid está pidiendo una narrativa unidimensional que favorezca su perspectiva, algo que socava la integridad del periodismo. La insinuación de Lapid de que los medios que no se alinean con su visión están «sirviendo a Hamas» es una táctica peligrosa que busca desacreditar y silenciar a los críticos. Tal retórica polarizadora solo sirve para profundizar las divisiones y obstaculizar cualquier esfuerzo hacia la paz.
Lapid es la oposición a Netanyahu. Por lo tanto, la oposición a Netanyahu es Israel es más Netanyahu.
Related posts
Mazón sigue sin dar la cara: seis incógnitas que desmontan su coartada en la tragedia de València
Seis meses después de la riada que dejó 228 muertes, el president no ha aclarado dónde estuvo durante las horas clave de la catástrofe.
Cuándo el cero absoluto no fue una metáfora
Cuando las redes caen, la vulnerabilidad sistémica del modelo energético queda al desnudo.
Trump vuelve a perder: victoria de los liberales sobre los conservadores en Canadá
La amenaza de convertir Canadá en el «51º Estado» desata una ola de dignidad
Vídeo | DE RESIGNIFICAR NADA 🧼 PSOEizando, que es gerundio. Marina Lobo y Esther López Barceló
La “resignificación” del Valle de los Caídos que vende Moncloa es un eufemismo para disfrazar la continuidad del relato franquista.