Marina desgrana con detalle la actitud de Gallardo, cuestionando sus intenciones y el impacto que personalidades como él pueden tener en la lucha feminista.
Madrid fue testigo hace unos días de una manifestación poderosa en la que, al grito de «Rubiales, inhabilitación para siempre» y bajo el lema #SinConsentimientos, cientos de mujeres y hombres salieron a las calles. No era simplemente una marcha: era el reflejo de una sociedad que ya no se queda callada, que defiende los derechos de las mujeres y que exige respeto e igualdad.
En este contexto, Marina Lobo, periodista y presentadora de HECD en Spanish Revolution, ha querido poner el foco en la controversial presencia del youtuber Roma Gallardo. Sus intentos de opacar y generar malestar durante la manifestación no pasaron desapercibidos. Marina desgrana con detalle la actitud de Gallardo, cuestionando sus intenciones y el impacto que personalidades como él pueden tener en la lucha feminista.
Más allá de los incidentes, lo que resalta es el compromiso de una sociedad que continúa marchando, que sigue alzando la voz y que no permitirá que se invisibilice o se minimice la lucha por los derechos de las mujeres. En momentos como este, queda claro que cada paso dado en favor de la igualdad resuena y marca la diferencia.
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
¿5% en armas? Feijóo se pone el uniforme de sumisión de Trump sin gobernar
El líder del PP se arrodilla ante una exigencia militar que ni siquiera es obligatoria para España, y lo hace antes de llegar al poder.
Los dos caminos de Sánchez: ariete contra Trump y sentido común contra Israel
Mientras EE.UU. aplaude las bombas, España exige derechos humanos
Ayuso, embajadora no electa de los Estados Unidos en Madrid
Del palco de Las Ventas al lobby de Miami: la presidenta autonómica que juega a diplomática sin haber leído la Constitución
Maternidad o barbarie
La libertad de no ser madre no debería escandalizar a nadie en 2025. Y sin embargo…
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos