El fascismo se recicla con filtros y canciones virales, pero sigue oliendo a lo mismo: represión y miedo.
EL TIKTOK DEL OLVIDO
Dos de cada diez jóvenes en España creen que Franco “no era tan malo”. No lo dicen en foros ocultos, sino en TikTok, con tono de broma, filtros y memes que trivializan una dictadura que dejó más de 140.000 personas desaparecidas y cientos de miles de exiliadas. No es nostalgia, es propaganda. Y lo grave es que está funcionando.
El fascismo ha encontrado su nuevo campo de batalla en los algoritmos. Los mismos que censuran pezones y activismo antirracista permiten que vídeos revisionistas alcancen millones de visualizaciones. No se trata de jóvenes crueles, sino de una generación criada en un sistema educativo que sigue tratando el franquismo como una nota a pie de página. En el 80% de los institutos, según estudios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, no se aborda en profundidad la represión, la censura ni los crímenes de la dictadura.
Mientras tanto, los “fachatubers” —financiados por think tanks ultraconservadores y medios de la derecha— convierten la historia en entretenimiento desinformado. Repiten que “con Franco había trabajo”, que “había orden”, que “los rojos también mataban”. Y así, bajo el disfraz de lo irónico, se reescribe la historia para convertir el horror en estética.
LA MEMORIA COMO RESISTENCIA
La llamada “generación del meme” no tiene culpa de la amnesia colectiva, pero sí puede rebelarse contra ella. Franco no mola porque fusilar, torturar y robar bebés nunca será una estética aceptable. Mola la libertad, la igualdad, la justicia social. Lo demás son ruinas con filtro vintage.
Durante el franquismo, se ejecutaron más de 50.000 personas por razones políticas, se prohibieron los sindicatos, se encarceló a homosexuales bajo la Ley de Vagos y Maleantes, se censuraron miles de libros y se robó la infancia a centenares de miles de niñas y niños. Las mujeres no podían abrir una cuenta bancaria sin permiso del marido. La prensa era una oficina de propaganda del régimen. Y la Iglesia, su cómplice y su altavoz.
Sin embargo, España sigue sin haber juzgado judicialmente el franquismo. Los responsables de torturas y desapariciones murieron impunes o condecorados. Las víctimas continúan buscando a sus familiares en fosas comunes mientras la extrema derecha blanquea la dictadura en prime time. Todo eso ocurre mientras plataformas como TikTok borran vídeos feministas o antirracistas pero dejan circular “homenajes” al dictador.
La desmemoria no es casual. Es funcional al poder. Si una generación no sabe lo que pasó, es más fácil que acepte que vuelva a pasar.
Franco no mola, bro. Lo que mola es que puedas decirlo sin que te lleven preso. Lo que mola es que nadie te obligue a callar. Lo que mola es que la historia no se repita, aunque el algoritmo lo intente.
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