¡Ah, la fachosfera! Con pancartas que podrían ser confundidas fácilmente con guiones de Monty Python, suelen lanzar consignas sobre la Constitución que suenan más a trabalenguas que a argumentos políticos.
Es como si hubieran decidido que el mejor modo de expresar su descontento es a través de una performance digna de un programa de humor, donde la lógica y la coherencia son invitadas que no siempre hacen acto de presencia. Entre confusiones sobre la Constitución y gritos que parecen sacados de la época de las cavernas, esta fauna facha nos recuerda que, a veces, la política puede ser tan entretenida como un episodio de una serie de comedia.
Esta ultraderecha, con su peculiar mezcla de nostalgia por un pasado idealizado y una visión del mundo digna de una distopía, nos recuerda que, en ocasiones, la realidad supera a la ficción… y que en el mundo de la política, el humor involuntario es a menudo el mejor humor de todos. Y qué falta hace ese humor para sobrellevar el delirio.
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