No se trata de exigir la perfección, sino de pedir responsabilidad y diligencia
En medio de un contexto económico y social ya complicado por la crisis sanitaria global, la actitud de las autoridades españolas en relación con las irregularidades denunciadas por FACUA resulta desconcertante y, en cierta medida, preocupante. Según el análisis realizado por Rubén Sánchez, secretario general de FACUA y presentador del Podcast ‘En ocasiones veo fraudes’, hay un evidente incumplimiento por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para responder y actuar frente a las seis denuncias que FACUA ha presentado contra ocho grandes cadenas de distribución por subir precios de productos afectados por la rebaja del IVA.
El problema radica en la aparente indiferencia con la que la CNMC está tratando estas denuncias. No solo no ha anunciado la apertura de una investigación para verificar por qué han subido cientos de precios de alimentos en los que la ley prohíbe aumentar los márgenes de beneficio mientras esté vigente la bajada del impuesto, sino que no ofrece ningún tipo de respuesta a las denuncias presentadas. Esta actitud, a juicio de Sánchez, no solo resulta irresponsable, sino que también está protegiendo a las grandes cadenas de distribución y a los grandes fabricantes de alimentos que, al parecer, sienten que tienen carta blanca para seguir aplicando las subidas que quieran porque nadie va a actuar para impedirlo.
Negligencia o protección de intereses: ¿Una línea difusa?
Si bien puede argumentarse que la CNMC puede estar saturada de trabajo y haya decidido dar prioridad a otras cosas, la cuestión aquí es si esas otras cosas son realmente más importantes que investigar la posible violación de una ley destinada a proteger los intereses de los consumidores. En este sentido, parece haber una alarmante falta de interés por parte de la CNMC en hacer cumplir una medida diseñada para frenar la mayor subida de precios en décadas, una subida que ha erosionado enormemente la economía de las familias españolas.
No se trata de exigir la perfección, sino de pedir responsabilidad y diligencia. Si las autoridades relevantes no muestran un interés activo en hacer cumplir la ley y proteger los derechos de los consumidores, entonces se está dejando la puerta abierta para que los abusos continúen. Es imperativo que las autoridades actúen de manera oportuna y efectiva para garantizar que las empresas no se aprovechen de la crisis a costa de los consumidores.
Rubén Sánchez concluye su análisis con una advertencia sobre la importancia de que las autoridades se mantengan vigilantes y comprometidas con su deber de proteger a los ciudadanos. Si las instituciones encargadas de regular y controlar los mercados no hacen su trabajo de manera adecuada, se está enviando un mensaje a las grandes empresas de que pueden saltarse la ley sin consecuencias. Esto no solo socava la confianza en las instituciones y la ley, sino que también pone en peligro la estabilidad económica y social. La lucha por la justicia y la equidad en los mercados no debe ser una opción, sino una obligación que las autoridades deben tomar en serio.
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