Dicen que protestar es delito. Pero lo que de verdad es delito es guardar silencio. Más de mil personas han sido detenidas en Gran Bretaña por rechazar el genocidio contra el pueblo palestino. El Gobierno de Keir Starmer las llama “terroristas”, solo por apoyar a Palestine Action, un movimiento que denuncia la complicidad británica con Israel. Y aun así, siguen saliendo a la calle. Saben que los juicios pasan, pero las masacres quedan. Saben que la legalidad no siempre está del lado de la moralidad. Como este hombre, que al ser detenido recitó un poema de una niña de 9 años asesinada junto a su familia por el ejército israelí.
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