La concesión de este indulto parcial a Rivas se dejó en manos de Manuel Piñar, el juez que la había condenado.
El indulto del Gobierno conmutó la inhabilitación de seis años para el ejercicio de la patria potestad por 180 días de trabajos en favor de la comunidad y rebajaba a la mitad la pena de prisión de Juana Rivas.
Rivas se enfrenta a una pena de dos años y medios por un delito de sustracción de menores en su intento de proteger a sus tres hijos del presunto maltrato denunciado a su ex pareja, el italiano Francesco Arcuri, quien además sigue pendiente de que un tribunal italiano investigue los malos tratos denunciados también por Rivas en 2016 y con sentencia firme por maltrato físico de 2009 en la que se condenaba al Arcuri a tres meses de prisión.
Sin embargo, la concesión de este indulto parcial dejó su futuro en manos de Manuel Piñar, el juez que la había condenado y que desde hace años ha manifestado tanto dentro como fuera de los tribunales posiciones claramente misóginas y negacionistas en materia de violencia de género.
¿Quién es Piñar?
El juez Piñar, en la carrera judicial desde 1997, se caracteriza por haber escrito algunas sentencias polémicas, sobre todo con violencia machista como eje central. En 2011 condenó a una mujer por denuncia falsa y presentación falsa de testigos con un año y medio de prisión. La Fiscalía, que pedía la absolución, salió del caso criticada por el juez por “excesivo celo ideológico de proteger a la mujer”, algo que, según Piñar, “está llevando a quitar la dignidad a determinados varones”. El magistrado llega a relacionar ese “excesivo celo ideológico” con “el principio de oportunidad que practicaban con asiduidad los fiscales que estaban al servicio de Hitler o Stalin, aunque ninguno de los dos se atrevió a plasmarlo en leyes”, tal y como cuenta El País.
En 2009, el juez condenó a una mujer al pago de las costas judiciales por denunciar a su marido por venganza e incluyó en su escrito una crítica al ministerio Fiscal por no perseguir “el uso abusivo de la normativa de violencia de género”.
En 1999, Piñar calificó de “atractiva” la cicatriz de una joven en un juicio, añadiendo que “solo se ve en situaciones íntimas y cuando viste traje de baño”. “Viendo la belleza y el atractivo de la persona, cuestión tan subjetiva, la ligera curvatura y redondez que adquiere el muslo derecho en su parte superior [debido a la cicatriz] pudiera, para algunas personas, llegar a constituir un elemento de atracción”, rezaba la sentencia.
La sentencia del caso de Juana Rivas también está plagada de frases polémicas. Rivas “tomó parte en una campaña mediática, con rueda de prensa incluida”; “El origen de ese estrés (de Rivas) está derivado solo por una percepción de la convivencia familiar, en la que como suele ocurrir, seguramente había momentos de tensión, desacuerdos, disputa o discusión, pero de ahí al maltrato hay una diferencia”; “No se comprende que si fue maltratada en Italia entre 2012 y 2016, al nivel que ella dijo, de tortura y terror, no denunciara allí al momento en que se producía cada uno de los varios episodios”; son algunas de ellas.
El magistrado, muy activo en redes sociales, comparte en su cuenta numerosos mensajes contra el Gobierno, contra sus socios parlamentarios, contra la izquierda, contra los menores no acompañados, contra la Memoria Histórica o contra el feminismo.
Algunas personas han comenzado a distribuir en sus cuentas algunas de las afirmaciones de Piñar en su propias redes sociales:
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