El conflicto israelí-palestino ha sido una de las cuestiones más delicadas y complejas del siglo XX y XXI, con repercusiones profundas tanto en el ámbito regional como global. Este artículo forma parte del especial ‘Palestina en la historia’, al que puedes acceder aquí, donde se examinan diversos eventos y períodos significativos en la relación entre Israel y Palestina. Hasta ahora, hemos explorado los Orígenes del conflicto con el Mandato Británico y la promesa de Balfour, el doloroso Día de la Nakba, y cómo las sucesivas guerras entre Israel y sus vecinos árabes dejaron secuelas en la población palestina. No podemos dejar de mencionar la contundente ocupación de Cisjordania y Gaza por parte de Israel. Hoy, nos adentraremos en las revueltas populares que marcaron una era: La Primera y Segunda Intifada.
LA PRIMERA INTIFADA: UN GRITO DE RESISTENCIA
La Primera Intifada, que se extendió desde 1987 hasta 1993, no fue sólo una revuelta, fue un despertar, un grito desgarrador del pueblo palestino que había sufrido durante demasiado tiempo bajo la bota de la ocupación israelí. Esta resistencia popular se convirtió en una emblemática manifestación de la determinación y valentía del pueblo palestino frente a una adversidad desmesurada.
Todo comenzó en diciembre de 1987 en la Franja de Gaza, un territorio densamente poblado que había estado bajo ocupación israelí desde 1967. Los residentes de Gaza, que ya llevaban mucho tiempo sufriendo la privación de sus derechos básicos y la constante humillación por parte de las fuerzas israelíes, vieron un incidente específico como la gota que colmó el vaso. Un camión israelí chocó contra dos coches palestinos, matando a cuatro palestinos. Aunque fue un accidente, la población lo interpretó, dada la atmosfera de tensión y desconfianza, como un acto intencionado, lo que desató una ola de protestas y disturbios.
El carácter espontáneo de la Intifada fue su mayor fortaleza. Las manifestaciones y protestas estaban compuestas en gran medida por jóvenes y niños armados con piedras enfrentándose a balas y tanques. Se convirtieron en símbolos de resistencia, como Faris Odeh, un niño de 15 años fotografiado lanzando una piedra a un tanque israelí, que posteriormente fue asesinado por las fuerzas israelíes.
Más allá de las piedras y barricadas, la resistencia también se manifestó en huelgas, desobediencia civil y un resurgimiento del arte y la cultura palestina como formas de afirmar la identidad y resistencia contra la ocupación. Las huelgas generalizadas, que paralizaban a toda la sociedad, eran una demostración de unidad y determinación del pueblo palestino.
Pero la respuesta israelí a esta resistencia fue, como era de esperarse, desproporcionadamente violenta. Las fuerzas de seguridad israelíes adoptaron una política de “huesos rotos”, que literalmente buscaba romper los huesos de los manifestantes palestinos. Las cifras hablan por sí solas: durante esta Intifada, más de 1.000 palestinos fueron asesinados y decenas de miles fueron heridos o detenidos.
La Primera Intifada, en última instancia, cambió la narrativa. Mostró al mundo la realidad de la ocupación israelí y dio a los palestinos un renovado sentido de identidad y propósito. Aunque no logró poner fin a la ocupación, sembró las semillas para futuras resistencias y reafirmó la causa palestina en la conciencia global.
EL CAMINO HACIA OSLO Y LA SEGUNDA INTIFADA
La Primera Intifada trajo consigo un importante cambio de percepción en la comunidad internacional sobre la cuestión palestina, y desembocó en un periodo de negociaciones que culminó con los Acuerdos de Oslo en 1993. Estos acuerdos, firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), se presentaron como un paso histórico hacia la paz y la creación de un Estado palestino independiente. Sin embargo, la realidad que siguió demostró ser mucho más compleja y dolorosa para el pueblo palestino.
Los Acuerdos de Oslo, aunque simbólicamente significativos, se revelaron insuficientes en su alcance y en su implementación. A pesar de las promesas de un retiro gradual israelí y de una eventual independencia palestina, la construcción de asentamientos israelíes en territorios ocupados continuó sin cesar, y las divisiones territoriales impuestas por Oslo dejaron a gran parte de Cisjordania fragmentada y controlada por Israel. Las esperanzas de un Estado palestino soberano, contiguo y viable comenzaron a desvanecerse.
El descontento y la frustración se fueron acumulando hasta que, en septiembre del año 2000, la visita provocadora de Ariel Sharon, líder de la oposición israelí en ese momento, a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén desencadenó una nueva ola de protestas. Estas protestas evolucionaron rápidamente en lo que se conoce como la Segunda Intifada o Intifada de Al-Aqsa.
Esta segunda ola de resistencia fue más violenta y militarizada que la primera, con ataques suicidas y enfrentamientos armados. Las represalias israelíes también fueron más brutales, con operaciones militares a gran escala en ciudades palestinas, asesinatos selectivos y un aislamiento aún más severo de los territorios palestinos. El muro de separación, construido por Israel bajo el pretexto de la seguridad, encarceló aún más a la población palestina, limitando sus movimientos y separándola de sus tierras y recursos6.
La Segunda Intifada, aunque costó la vida a miles y dejó cicatrices imborrables en ambos lados, también reafirmó la voluntad del pueblo palestino de resistir y luchar por sus derechos. Reflejó una vez más la inquebrantable determinación de Palestina ante la opresión y la ocupación.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS INTIFADAS
Las Intifadas marcaron un antes y un después en la larga lucha del pueblo palestino contra la ocupación israelí. Pero, ¿cuáles fueron las consecuencias tangibles y duraderas de estas revueltas en la vida cotidiana de Palestina y en el escenario geopolítico del Medio Oriente?
Para empezar, las Intifadas reflejaron una transición en la conciencia política de los palestinos. Mientras que la primera Intifada se caracterizó por su naturaleza espontánea, popular y mayoritariamente no violenta, la segunda fue más militarizada y coordinada. Ambas, sin embargo, fortalecieron el sentido de identidad y pertenencia nacional palestina, poniendo de relieve su firme determinación para resistir contra la opresión y reclamar su legítimo derecho a la autodeterminación.
A nivel internacional, las Intifadas desempeñaron un papel fundamental en centrar la atención del mundo en la cuestión palestina. Las imágenes de niños palestinos enfrentándose a tanques israelíes con simples piedras en la mano se convirtieron en emblemas poderosos de desigualdad y resistencia. El mundo ya no podía ignorar la asimetría del conflicto y la injusticia que enfrentaba el pueblo palestino día tras día.
Sin embargo, las consecuencias para la población palestina también fueron dolorosamente tangibles. Miles murieron y muchos más quedaron heridos o detenidos durante las revueltas. La infraestructura palestina, ya debilitada, sufrió más daños, con demoliciones de casas, carreteras y edificios. El bloqueo y la restricción a la movilidad se intensificaron, especialmente después de la construcción del muro de separación tras la Segunda Intifada.
Económicamente, los territorios palestinos también sufrieron. Las frecuentes clausuras, bloqueos y la pérdida de empleos en Israel llevaron a una crisis económica en Cisjordania y Gaza. Las consecuencias de estas medidas punitivas afectaron a generaciones, con jóvenes creciendo en un ambiente de desempleo, pobreza y desesperanza.
Por último, las Intifadas también tuvieron un impacto en el panorama político palestino. Si bien la OLP fue la principal entidad representativa durante la Primera Intifada, la Segunda Intifada vio el ascenso de grupos como Hamas, que adoptaron una postura más militante y desafiante hacia Israel.
A pesar de las innumerables adversidades, las Intifadas sirvieron para recordar al mundo y a los propios palestinos la resiliencia, la tenacidad y el espíritu indomable de un pueblo en su lucha por la libertad y la justicia.
BIBLIOGRAFÍA
- Tessler, Mark. A History of the Israeli-Palestinian Conflict. Indiana University Press, 1994.
- Pappe, Ilan. The Ethnic Cleansing of Palestine. Oneworld, 2006.
- Khalidi, Rashid. Palestina. Cien años de colonialismo y resistencia. Capitán Swing, 2023.
- Finkelstein, Norman. Image and Reality of the Israel-Palestine Conflict. Verso, 1995.
- Segev, Tom. One Palestine, Complete: Jews and Arabs under the British Mandate. Little, Brown, 2000.
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