El obispo defiende las terapias para «curar la homosexualidad», que tacha de «antinatural».
El obispo José Ignacio Munilla, designado para ponerse al frente de la diócesis de Orihuela-Alicante en sustitución de Jesús Murgui Soriano, llega rodeado de polémicas. Es antifeminista, antiabortos, antiinmigración y entre tanto anti, es también un pro: pro terapia antihomosexuales.
Munilla, convencido de que la homosexualidad es un «trastorno» que se puede curar con terapias, llegó a asegurar en 2010 en un programa de ETB1 que él había ayudado a «sanar» a al menos tres personas gays. «Han visto de forma muy clara que su homosexualidad es consecuencia de las heridas sufridas en su infancia dentro de la familia», argumentaba en ese programa de la televisión pública vasca.
El obispo defiende las terapias para «curar la homosexualidad», que tacha de «antinatural».

Sobre la homosexualidad agrega que «muchas veces se llega a través de la pornografía», considerando que es producto de querer «experimentar» nuevas sensaciones «y luego ahí se queda».
«Muchas veces uno llega a ser homosexual porque a base de una forma brutal haber buscado unos actos, eso le ha acabado haciendo homosexual. A veces no es el ladrón el que hace el robo, sino el robo el que hace al ladrón», intenta razonar.
Según Munilla también es posible «hacerse gay» por una «inadecuada experiencia de configuración personal en la pubertad». El obispo defendía en una charla en 2018 que «hoy en día hemos llegado a un consenso de entender que la homosexualidad no es cuestión de hormonas ni cosas por el estilo, sino sobre todo una enfermedad, una neurosis que se ha formado por unas inadecuadas relaciones en la pubertad con el entorno familiar».
El obispo citando estudios de autores inexistentes, añade que «parece ser que hay más número de homosexuales chicos que de lesbianas, aunque se piensa que la malformación de la homosexualidad es similar, aunque hay más estudios de la masculina».
Munilla llega a hacer afirmaciones como que «en la inmensa mayoría de los casos, un homosexual ha tenido una relación tormentosa con su padre y se ha refugiado en la madre, viendo en ella una sobreprotección y teniendo con ella una especie de apego afectivo tremendo que acaba en algunos casos con un ribete erótico».
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